Este blog tiene como objetivo compartir intervenciones en eventos académicos que no han sido publicadas antes a texto completo, reflexiones de la autora sobre temas relacionados con la historia y la sociología de enfermería y publicaciones en revistas que todavía no son accesibles en Internet.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

“Organizaciones interamericanas en la Enfermería en Colombia”. Ponencia presentada en el XIII Congreso Nacional de Historia. Bucaramanga, Agosto 22 a 25 de 2006. Memorias en CD. ISBN 958 – 8187 – 55 – 9


ORGANIZACIONES INTERAMERICANAS

EN LA ENFERMERÍA EN COLOMBIA

Por: Ana Luisa Velandia Mora·

Resumen

En primer lugar se identifican las etapas de la salud en Colombia, establecidas por Emilio Quevedo, Mario Hernández, Néstor Miranda, Consuelo Mariño, Hugo Cárdenas y Carolina Wiesner. Luego se establecen unas etapas para el análisis de la influencia extranjera en la enfermería en Colombia en el Siglo XX. Una parte importante del trabajo está dedicada a visualizar la presencia del Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública en diversos países de América Latina. Para continuar luego con el análisis de la influencia del SCISP en la enfermería colombiana, a través de la presencia de Hellen Howitt, Johanna Schwarte y Hellen Murphy. A continuación se hace evidente la presencia de Hellen Howitt en la enfermería de otros países latinoamericanos. Más adelante se muestra la llegada de nuevas organizaciones religiosas que tienen a la enfermería como un campo de acción, de procedencia especialmente norteamericana a varios países latinoamericanos y paralelamente la influencia de diferentes organizaciones y enfermeras extranjeras en ellos. Finalmente se sacan unas conclusiones orientadas a la influencia extranjera en la enfermería latinoamericana, en el periodo de emancipación y república y en el periodo contemporáneo o de profesionalización de la enfermería.

Palabras claves: enfermería en Colombia, enfermería latinoamericana, Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública, historia de la salud.

 

Introducción

 

Cuando empecé a estudiar la historia de la enfermería en Colombia, encontré significativo el hecho de que las primeras directoras enfermeras fueran extranjeras, y especialmente del norte de nuestro continente. Luego encontré que casi todas ellas habían tenido relación con organizaciones interamericanas. Pero más recientemente, estudiando la historia de la enfermería en diferentes países de América Latina, encontré situaciones similares a la nuestra, pero con otro ingrediente añadido: con frecuencia, la influencia extranjera, especialmente norteamericana, llegaba a través de organizaciones religiosas. Esta fue la motivación para el presente trabajo.

 

Emilio Quevedo y colaboradores. [1], denominan la etapa de la salud en Colombia 1886 1947, como el “Modelo Higienista” con base en la conceptualización de salud – enfermedad que maneja el Estado Colombiano en esta época, la cual se refiere fundamentalmente a la enfermedad como una consecuencia de la exposición a unas condiciones ambientales inadecuadas que pueden ser corregidas con medidas higiénicas.

 

Y dentro de esta etapa, analizan: 1) los primeros y múltiples intentos de organización sanitaria nacional; representados, en primer lugar, en la promulgación de la Ley 30 de 1886 por la cual se crea la Junta Central de Higiene; más adelante entre los años 1913 y 1930, aparecen otras instituciones: la Ley 33 de 1913 crea el Consejo Superior de Sanidad, un año después el Consejo Superior de Sanidad es transformado en la Junta Central de Higiene, la Ley 32 de 1918 convierte a la anterior Junta en Dirección Nacional de Higiene, dependiente del Ministerio de Instrucción Pública. El Decreto No. 266 de 1920 la traslada al Ministerio de Agricultura y Comercio. En 1923 por Decreto 1704 la Dirección Nacional de Higiene vuelve al Ministerio de Instrucción Pública y en 1925, el Ministerio se llamará de de Instrucción y Salubridad Pública. Posteriormente en la década del 30, se adscriba al Ministerio de Trabajo. 2) la intervención extranjera; la cual se concreta a través de organismos sanitarios internacionales como la Oficina Sanitaria Panamericana y de organizaciones filantrópicas privadas, como la Fundación Rockefeller. A decir de Quevedo y sus colaboradores: “la colaboración en materia de salud entre los Estados Unidos y Colombia marcha paralela con la creciente influencia de aquel país en la vida internacional y latinoamericana en todos los terrenos.” 3) la política social y sanitaria de la década del 30; en esta época se inicia la llamada “república liberal”, luego de la hegemonía conservadora. Este gobierno plantea: “La salud – como la educación – será capítulo prioritario de este gobierno liberal. La salud es un deber del Estado y la base del progreso nacional.” De acuerdo con ésta concepción, la Ley 1ª. de 1931 creó el Departamento Nacional de Higiene y Asistencia Pública, autónomo y cuyo primer Director fue el Dr. García Medina. 4) la consolidación del modelo higienista norteamericano en Colombia; cuyo aspecto más visible es la presencia determinante del Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública. 5) hacia el nacimiento de la Seguridad Social y del Ministerio de Higiene; la Ley 90 de 1946 crea el Instituto Colombiano de Seguros Sociales, adscrito al Ministerio de Trabajo, Higiene y Previsión Social y la Ley 27 del 2 de Diciembre de 1946 crea el Ministerio de Higiene. 6) finalmente, analizan la incongruencia entre política sanitaria y práctica médica, y dicen: “a pesar de la tendencia higienista que inspira las políticas del Estado, las facultades de medicina existentes para esta época continúan orientadas hacia la formación de médicos para la atención privada, dentro de la perspectiva francesa…”

 

Profundizando en la década del 40 considerada como la etapa de consolidación del modelo higienita norteamericano en Colombia, dicen: “La Segunda Guerra Mundial y la ‘política del buen vecino’ de F. D. Roosevelt, aseguran el contexto para ganar nueva influencia de los Estados Unidos en Latinoamérica. A este respecto, se establece un programa cooperativo con entre el Instituto de Asuntos Interamericanos y las naciones americanas, inscribiéndolo dentro de las necesidades de defensa. Esta política encuentra un amplio eco en la Tercera Conferencia de Repúblicas Americanas reunida en Río de Janeiro en enero de 1942.

 

Para el caso concreto de la salud, continúa diciendo el informe citado; en este periodo se consolida el proceso de intervención norteamericana en la orientación de la toma de decisiones por medio de la creación del Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública (SCISP), el cual, en rasgos generales, define los lineamientos técnicos para enfrentar los principales problemas del país. Este Servicio se instaura, no solamente como consecuencia de esta política, sino, además por la actitud de los gobiernos liberales de esta época, frente a las relaciones con los Estados Unidos.

 

En Septiembre de 1942, el gobierno colombiano pide participación en el programa de cooperación y, para tal efecto, el Sr. Nelson Rockefeller visita al país, en representación del Coordinador de la Oficina de Relaciones Interamericanas. En un memorando, el Ministerio de Trabajo, Higiene y Previsión Social plantea las prioridades: 1) nutrición, 2) paludismo, 3) rickettsiasis, 4) bartonellosis, y 5) saneamiento de puertos.

 

“Un mes después llega a Colombia el Sr. Brigadier General Dr. George C. Dunham, Director de la Dirección de Salubridad y Saneamiento del Instituto de Relaciones Interamericanas, quien celebró repetidas conferencias con el personal del Ministerio de Trabajo, Higiene y Previsión Social, asesorado por el Dr. John C. Bugher, Jefe de la Sección de Estudios Especiales (y representante en ese momento de la Fundación Rockefeller), y del Dr. Howard B. Schooknoff, quien venía destinado para ser el Jefe del Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública. Este servicio, que debería funcionar en el Ministerio, dirigiría durante varios años la política de salud pública en Colombia.”

 

Según la OPS, citada por Quevedo y colaboradores, un logro importante de este periodo (1947) fue la creación de la carrera pública de higienista que se asumió como "la función técnica sanitaria nacional, desempeñada por profesionales de la medicina, la ingeniería sanitaria, la odontología y la veterinaria”[2]

 

Continuando con el informe citado, el periodo 1948 – 1957 lo han denominado “La Salud Pública importada”, porque “en él se reafirman las tendencias provenientes del periodo anterior; el Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública se convierte definitivamente en el orientador técnico del Ministerio y en el impulsor del movimiento de modernización de la formación del recurso humano en salud.”[3]

 

Por mi parte, las influencias extranjeras en la enfermería colombiana las clasificaría así:

1900 a 1924 Influencia francesa (Cartagena, Bogotá)

1924 a 1943 Influencia americana, especialmente en la administración de servicios (Cartagena), y en el enfoque hospitalario (Bogotá)

1943 a 1958 Influencia de organizaciones sanitaristas de procedencia americana (SCISP, OPS, F. Rockefeller, etc)

1960 a 1980 Influencia del sistema universitario americano

1980 – 2005 Influencia inter regional

 

En la etapa de 1900 a 1937, a mi manera de ver se observan diferentes tendencias en la formación de enfermeras: por una parte están las escuelas de enfermeras dependientes de las facultades de medicina (como lo eran también las de odontología), y adscritas al respectivo hospital universitario, incluso teniendo como residencia de las estudiantes el mismo hospital, con una orientación inicialmente hacia la partería y luego con un enfoque meramente hospitalario; y por otra, las escuelas dependientes de organizaciones de administración estatal de salud o de instituciones privadas, con un enfoque “higienista”, acorde con las tendencias oficiales de la época. En esta época, hubo necesidad de traer enfermeras de Francia, Alemania, Panamá y Estados Unidos, entre otras instituciones por la Cruz Roja, para sus programas de asistencia y formación de personal, como lo cuenta Héctor Pedraza.[4]

 

El periodo 1937 – 1943, representado básicamente por la Escuela de Enfermeras de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional, que funcionaba dentro del Hospital San José de Bogotá, y con fuerte influencia de la Sociedad de Cirugía, y por la reorganizada Escuela de Enfermería de la Universidad de Cartagena, que funcionaba en el tercer piso del Hospital Santa Clara. En la Escuela de Cartagena es visible la influencia americana a través de sus Directoras, algunas de las cuales eran panameñas formadas en la Escuela de Enfermería del Hospital Santo Tomás, que funcionaba en la zona del Canal, o de enfermeras colombianas, formadas en ella. Aquí se introduce por primera vez la asignatura de Administración Hospitalaria en el plan de estudios de enfermería, orientada a apoyar a los médicos en su trabajo, ya organizado por especialidades médicas, y no por género y edad, como había sido la tradición.

 

En Colombia, como en otros países de América Latina, la etapa 1943 a 1958 que está marcada por la Influencia de organizaciones sanitaristas de procedencia americana como el Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública, la Organización Panamericana de la Salud y la Fundación Rockefeller, entre otras; será motivo de especial atención en este trabajo.

 

Presencia del SCISP en varios países de América Latina

Antes de hablar de Helen Howitt, Helen Murphy y Johanna Schwarte y de otras enfermeras extranjeras que tuvieron una influencia visible en la enfermería de nuestro país, se hace necesario hacer una caracterización de una entidad que tuvo mucho que ver con la presencia de ellas en Colombia, el Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública (SCISP).

 

Durante los años 50 se implementó en el país el uso de fluoruros de forma masiva y el Ministerio de Salud inició la fluoruración del acueducto de Girardot durante los años 1953 a 1960. También en las ciudades de Manizales, Bogotá, Medellín y Cali acogieron la intervención sin interrupciones por más de 20 años bajo el auspicio del Ministerio de Salud y del SCISP, hasta que durante 1974 se suspendió definitivamente la medida debido a que los programas presentaron deficiencias en su financiamiento[5].

 

En la reseña histórica del Grupo Red de Salud Ambiental, se dice que hace aproximadamente 45 años (el escrito es de 2004), este grupo tuvo su origen en el Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública, cuya dedicación principal era la salud ocupacional, integrándose al Instituto Nacional de Salud en el año 1968.[6]

 

La revisión de  las reseñas históricas de diversas instituciones de salud de otros países de la región, muestra que  ésta dependencia es visible en toda América Latina.

 

La 3a. Reunión de Cancilleres Americanos celebrada en Río de Janeiro en 1942, en su XXX resolución, aprobó un Programa de Salud Pública y Sanidad, que implicaba la realización de convenios particulares de los Ministerios de Salud de los países miembros con el Instituto de Asuntos Interamericanos del gobierno de Estados Unidos.

 

El 18 de noviembre de 1943, el MSP del Uruguay firmó el convenio con el Instituto de Asuntos Interamericanos. Este implicó la creación del Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública como dependencia del Ministerio. Su función era la ejecución del Plan de Salud Pública y Sanidad en él, y su funcionamiento se financiaba con los aportes provenientes del gobierno uruguayo y del Instituto de Asuntos Interamericanos. Los funcionarios que en él trabajaban eran aportados por el Ministerio y la dirección técnica del plan estaba a cargo de un médico nombrado por el Instituto de Asuntos Interamericanos. El plan -también llamado Programa Cooperativo de Salud Pública- se llevaba a cabo a través de la aprobación y ejecución de proyectos.[7]

La Ley 11.734 del Parlamento Uruguayo, promulgada el 5 de noviembre de 1961, prorrogó el convenio con el Instituto de Asuntos Interamericanos, y facultó al Ministerio de Salud Pública a destinar US$ 1:000.000.00 (un millón de dólares) por concepto de aporte de la República al Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública.[8]

 

Respecto a los antecedentes de la creación del Laboratorio Central de Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social de Paraguay, en 1944 se construye el Instituto de Higiene con financiación brasilera, en 1951 se crea el Laboratorio Central de Serología, con apoyo técnico y financiero del SCISP, en 1957 el Laboratorio Central de Serología pasó a depender del MSP y BS y en el mismo año, se constituye en el Laboratorio Central del MSP y BS por la unión de tres laboratorios que estaban separados: Serología, Tuberculosis y Parasitología.[9]

 

“El campo de la hidrogeología en Costa Rica se empezó a desarrollar a partir de los años cincuenta con la atención de consultas y asesorías solicitadas por organismos oficiales y particulares, y atendidas personalmente por el Dr. Dóndoli. Posteriormente el Ministerio de Salubridad Pública con la colaboración del Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública inició un programa de perforación de pozos rurales para lo cual contó con los servicios de dicho profesional y con la participación conjunta de de los ingenieros Álvaro Suárez y Felipe Sandoval”[10].

 

También tuvo que ver el SCISP con la creación del Hospital Nacional de Niños de San José de Costa Rica. A partir de 1950 se pensó en la remodelación del pabellón utilizado por  la Sección de Niños del Hospital San Juan de Dios.[11]

 

En el año de 1940 comienza en El Salvador, la era de la “Sanidad Técnica” (calificativo dado por el Jefe de la Oficina de Evaluación de Programas de la OMS, Dr. Atilio Moncchiovello). Se mencionan unidades sanitarias en Santa Tecla, Santa Ana y San Miguel, pero en realidad la única que mereció este nombre fue la de Santa Tecla, que además actuó como Centro de Adiestramiento. En 1942 el Director Nacional de Sanidad celebra contrato con el Instituto de Asuntos Interamericanos, para sentar las bases de un Servicio Cooperativo Interamericano en El Salvador. Este proyecto de cooperación  construyó el edificio de la entonces Dirección General de Salud, tres unidades sanitarias, sistemas de agua potable, alcantarillados, rastros, lavaderos, baños saneamiento antimalárico, investigación del paludismo, shigellosis, poliomielitis y tuberculosis por medio de una unidad móvil de Rayos X.[12]

 

Una reseña del Dr. Carlos Collazos nos cuenta que durante los 25 años que ejerció como Jefe del Instituto Nacional de Nutrición impulsó iniciativas que no se habían desarrollado antes en Honduras. Durante su gestión la colaboración con centros especializados del exterior fue considerado un factor determinante para el logro de los objetivos del Instituto. En gran parte debido a su prestigio científico se recibió apoyo de muchas instituciones de cooperación, resaltando el Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública, FAO, OMS, UNICEF y GTZ, así como la Universidad de Harvard.[13] Según un documento encontrado en la Biblioteca Virtual de Salud, los proyectos realizados por el Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública en Honduras, se ubican entre 1938 y 1944[14].

 

El Acuerdo que establece el SCISP en el Perú fue aprobado por Resolución Suprema del 14 de Julio de 1942, expedida por el Ministerio de Salud y Asistencia Social, No. 1895 a.

 

Según una información sobre el Cuarto Congreso Indigenista Interamericano, celebrado en Ciudad de Guatemala, en Mayo de 1959, algunas de las instituciones representadas, fueron: el Servicio Cooperativo Interamericano de Agricultura (Guatemala) (SCIDA) y el Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública (Guatemala) (SCIPS)[15].

 

Según Aramayo, por esta época (1942), Bolivia suscribe un convenio con el gobierno de los Estados Unidos para el establecimiento del Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública (S. C. I. S. P.); dentro de sus funciones se encontraban también los servicios de enfermería en salud pública.

 

Influencia del SCISP en la enfermería colombiana

Podemos iniciar el tema de la influencia del SCISP en la enfermería colombiana, citando al Académico Efraím Otero Ruiz, Presidente de la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina, en el Homenaje a la Enfermera Inés Durana Samper, al ser admitida como Miembro Asociado de la Academia Nacional de Medicina, quien cuenta que en entrevista concedida a él, Inés analiza la influencia que en su desarrollo y en la medicina preventiva tuvo el Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública, a cuyo secretario de esa época, el Dr. Gerardo López Narváez, entrevistó varias veces e incluso lo llevó para presentarlo en sesiones académicas.[16]

 

La misma Inés Durana Samper[17], en su presentación ante la Academia Nacional de Medicina, decía: “Otra mención que en justicia debe hacerse, es la del Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública (SCISP), brazo internacional del Ministerio de Trabajo, Higiene y Previsión Social” y continúa citando a Gerardo López Narváez, entonces Secretario General del Ministerio: “El SCISP coordinó esfuerzos con la Oficina Sanitaria Panamericana y la Fundación Rockefeller, para crear en 1942 la Escuela Nacional Superior de Enfermeras, que concederá el título de enfermera general, donde se fusionan las dos grandes tendencias de la época, por un lado la formación hospitalaria (que venía teniendo la Escuela de Enfermeras de la Universidad Nacional desde 1937)  y por el otro la salubrista…” (que se venía promoviendo desde los servicios de salud del estado).( Las complementaciones son nuestras).

 

A su regreso de los Estados Unidos, en donde realizó una licenciatura en ciencias de enfermería en la Universidad Católica de América, Inés Durana fue nombrada Directora de la Escuela Nacional Superior de Enfermeras, que continuaba siendo dependencia de la Escuela Superior de Higiene. Las prácticas hospitalarias se hacían en el Hospital San José y las de medicina preventiva en el Centro No. 6 del SCISP. Luego de la vinculación formal de la carrera de enfermería a la Universidad Nacional, se firmó un convenio con el Hospital San Juan de Dios y se estableció un plan para el desarrollo de los servicios, con el fin de mejorar la calidad de la práctica. Se obtuvo la ayuda financiera de la Fundación W. K. Kellogg para el equipamiento de las salas hospitalarias y el montaje de un servicio de profesionales de enfermería durante las 24 horas.

 

Este modelo continuó hasta una nueva reforma de la educación de enfermería a partir de 1959, coincidiendo con la creación de la Facultad de Enfermería de la Universidad Nacional de Colombia en que se concedió ya el título de licenciada en enfermería.  “El desarrollo de la Facultad también hizo notoria la necesidad de una formación universitaria y especializada entre el profesorado hacia nuevas áreas clínicas. Se realizó entonces un intercambio auspiciado por el gobierno de los Estados Unidos con la Universidad Católica de América en la ciudad de Washington, D. C. y se obtuvieron suficientes becas para estudios de postgrado en el exterior”, relata Durana.

 

En 1964 fue invitada por la Universidad del Valle para el desarrollo de la enfermería y de las carreras paramédicas. “A nivel latinoamericano se iniciaron los primeros cursos de postgrado en enfermería. Debo un reconocimiento especial a las señoritas Thelma Ingles y Virginia Arnold, enfermeras de la Fundación Rockefeller”.

 

Regresó a los Estados Unidos en 1969 para seguir sus estudios de doctorado en la Universidad de Maryland, al final de los cuales, fue invitada por el médico Jhon Knowles, presidente de la Fundación Rockefeller, para trabajar en Sur Asia y África en el programa de “Educación para el Desarrollo”. Al respecto, dice: “Esta experiencia fue una prolongación de lo iniciado tempranamente en la Universidad del Valle”.

 

Como hemos dicho, la década del 40, trajo una profundización de la influencia del modelo higienista en salud, y enfermería no quedó ausente de esta tendencia. Con motivo de la Segunda Guerra Mundial el gobierno de los Estados Unidos decidió adelantar campañas sanitarias en cooperación con los gobiernos de América Latina. Fue así como vino a Colombia el Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública – SCISP, en el año de 1943 y en su programa de labores acordó algunas campañas sanitarias como la lucha contra el paludismo, la fundación del Instituto Nacional de Nutrición y la construcción del edificio para la escuela de enfermeras.[18]

 

En 1942 fueron enviadas al país por la Oficina Sanitaria Panamericana dos enfermeras, las señoritas Hellen Howitt, de nacionalidad canadiense, y Johanna Schwarte, de nacionalidad norteamericana para que asesoraran en materia de enfermería al Ministerio de Trabajo, Higiene y Previsión Social, en sus campañas higiénicas – asistenciales. Fueron adscritas al Departamento de Protección Materno Infantil, dirigido por los doctores Héctor Pedraza y Luis E. Aconcha, como Jefe y Subjefe respectivamente.

 

Los doctores Luis E. Aconcha y Héctor Pedraza, resolvieron interesar a las dos enfermeras para   proponer al gobierno la creación de una escuela que formase un personal que pudiera dirigir otras escuelas y participar en los cursos que se necesitaban, pues consideraban que los resultados mediocres de las campañas de higiene y las deficiencias en la asistencia pública se debían en buena parte a la falta de enfermeras suficientemente preparadas.

 

En el Memorandum de antecedentes sobre la fundación de la Escuela Nacional Superior de Enfermeras,[19] se expone:

 

“Nuestras enfermeras se educan en ambiente hospitalario para atender enfermos, pero están desconectadas de la parte social y desde luego carecen de una apreciación sobre el alcance de nuestras campañas sanitarias y de ahí el que con estos elementos sea imposible hacer una transformación educativa tanto en el ramo de la sanidad como en el de la nutrición y protección de la infancia, que vamos a iniciar.”

 

La escuela, en su inicio, debía funcionar en el local llamado Palacio de la Higiene (esquina de la calle 6ª con carrera 12 en Bogotá), el cual fue adaptado para la Escuela por el SCISP. Se comenzaron tareas el 13 de Marzo de 1944 con un personal de 49 alumnas becadas.

 

Para dirigirla fue nombrada la señorita Hellen Howitt, y las primeras cinco instructoras fueron seleccionadas entre las primeras graduandas de la Escuela Nacional de Enfermeras (dependiente de la Facultad de Medicina). Estas profesoras fueron: Concepción Romero P., Carmen Ramírez A., Aminta Navas U., Pepa Ferro y Rosa Sáenz. Este programa como el anterior, tenía una duración de tres años y otorgaba el título de Enfermera General. 

 

El 21 de Febrero de 1947 se graduó un grupo de 23 alumnas, quienes recibieron el titulo de “Enfermera General” en el Aula Máxima de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia, el cual se les refrendó después de 2 años de servicios. Es oportuno recordar aquí que en 1946, se había promulgado la Ley 87, que reglamentó los títulos de enfermería y ya se habían aceptado oficialmente las auxiliares de enfermería (diversificadas) y las ayudantes o asistentes.

 

Esta escuela, según Jorge Bejarano (1948), sostenida con fondos del Gobierno de Colombia, de los Estados Unidos, de la Fundación Rockefeller y de la Oficina Sanitaria Panamericana, tuvo un pensum basado en el de las escuelas norteamericanas.

 

Conforme a la concepción de la época en Colombia y otros países de América Latina, en que las mujeres debían estudiar internas; se construyó con apoyo financiero del Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública, la Fundación W. K. Kellogg, la OPS y el gobierno colombiano, un moderno y cómodo edificio en los predios de la ciudad universitaria. En 1944 se escogió el lote para construir la sede; la firma C. Hudghins adelantó la obra. De esta manera, al decir de Héctor Pedraza, quedó dotada con un moderno y cómodo edificio en los predios de la ciudad universitaria. Según Jorge Bejarano “puede asegurarse, sin exageración alguna, que sus edificios son de los mejores dedicados a este fin en América Latina. Tanto las construcciones dedicadas a vivienda de alumnas como de profesoras, los equipos y casinos, lavandería, laboratorios y demás materiales de enseñanza, no dejan nada que desear; han venido de los Estados Unidos y el costo total de la obra con sus elementos excede de un millón de pesos colombianos; pero en esta forma quedará ya asegurada la existencia definitiva de la enseñanza de la enfermería en Colombia”.

 

En 1948 se trasladó la Escuela a este nuevo edificio en la ciudad universitaria, donde funcionó hasta 1968, cuando se trasladó al 5º. piso del edificio de la Facultad de Medicina, para dar paso a la ampliación de las residencias femeninas. Este edificio está situado al occidente del departamento de idiomas y actualmente en él funcionan diferentes dependencias de la Universidad Nacional de Colombia, entre ellas el Departamento de Historia.[20]

 

La Señorita Howitt fue directora hasta el año de 1951, la sucedió la Srta. Katerine Kain, quien no la ocupó mucho tiempo, luego vino la enfermera norteamericana Hellen Murphy, quien la desempeñó asesorada por la enfermera colombiana María Teresa Murillo Pombo.[21] Según las placas que acompañan las fotografías en la Galería de Decanas de la Facultad, la Srta. Murphy estuvo hasta 1955 y durante 1956 y 1957 la Srta. Murillo Pombo; con quien regresa la dirección de la escuela a enfermeras colombianas. Según Lotti Wiesner: “La Escuela mantuvo convenios con el Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública, la Fundación Kellogg, la Organización Mundial de la Salud y  la Oficina Sanitaria Panamericana, de quienes recibió asesoría oportuna y colaboración permanente”.[22]

 

La década del 50 es muy significativa para la enfermería colombiana, especialmente por los cambios que se dan dentro de la Universidad Nacional. Por esta época, en la Escuela de Salud Pública de la Universidad Nacional, bajo los auspicios de la Oficina Sanitaria Panamericana y la UNICEF, se abrió un curso postbásico en Obstetricia con una duración de 8 meses, bajo la dirección de Helen Hentsoel con ayuda de la enfermera colombiana, Rubby Palacio. Hasta 1954 el curso había producido 16 Enfermeras Instructoras en Obstetricia. Por ese entonces la dirección ya estaba a cargo de la enfermera colombiana y se empezaba a integrar el programa con el de estudios de postgrado en salud pública. A partir de 1955, aumentó la duración del curso a 10 meses y las egresadas obtenían el título de Enfermera de Salud Pública y Obstetricia. Esta escuela se cerró en 1963.[23], [24].

 

Rosa Sáenz[25], colombiana que estudió en la Escuela de Enfermeras del Hospital Santo Tomás en la zona del canal de Panamá, relata: “…y vinieron las becas de Panamá, me dijeron que yo tenía habilidad, que por qué no me iba y cuando volviera graduada hacíamos algo grande, las becas eran a través de la Rockefeller, en esas murió mi mamá y quedé libre y me fui. Yo entré en 1938, antes había, una preparatoria de 6 meses para ver si servía o no, había estudiantes hasta del Ecuador y Argentina, de toda la América Central, de Venezuela, de Colombia estaban 4: las Rebolledo Uribe (Teresa y Virginia), sobrinas de Uribe Uribe, Gloria Restrepo y yo. Gloria se quedó trabajando en Panamá y Teresa en Venezuela, luego volvió para acá”.        

 

“Empecé a trabajar en Marly, con el Dr. Cavalier. Estuve ayudándoles  a todos en un principio, algunos esperaban para que yo terminara cirugía con uno y comenzara con el otro. Hasta que un día pasaron una circular los médicos, por que no estaban acostumbrados a que una enfermera hiciera ese oficio de ayudar a instrumentar, por que en esta época  lo hacían ellos, y si una enfermera lo asumía, no podían aprender; entonces los internos me odiaban y amenazaron con suspender el internado de los médicos, yo me fui para mi casa”.

 

Y añade: Cuando estudié duré 4 años y la Rockefeller, quería unificar la enfermería en toda Latinoamérica, llegó primero a Venezuela. Las enfermeras que nos graduamos en Panamá fuimos las líderes de enfermería en América Latina, y en todas partes tratamos de fundar escuelas. Entonces cuando quisimos fundarla, llegó el cuento desde el ministerio de Educación que la Rockefeller, quería ayudar a la escuela…” (Se refiere a la creación de  la Escuela Superior de Enfermeras, dependiente del Ministerio de Trabajo, a través de la Escuela Superior de Higiene, y a través de ella, del Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública).

 

La enfermera Lelly Álvarez de Espitia[26], en una entrevista me hacía estas remembranzas: “En ese noviembre (de 1943) un poco antes de terminar mi sexto año en la Normal de Bucaramanga, fue cuando pasaron los Doctores Luis E. Aconcha, gran promotor de lo que fue nuestra escuela junto con Miss Howitt y Miss Schwarte. Helen Howitt era  enfermera canadiense y Johanna Schwarte era enfermera de Salud Pública, ellas pasaron promocionando la enfermería y fue tan bien hecho que yo dije que quería estar inscrita para ese programa. Fui seleccionada entre 23, como primera alumna para ser enviada con la beca Kellogg a EE. UU., este viaje se realizó el 12 de septiembre de 1947 cuando sólo tenia 5 meses de haberme graduado, nos enviaron con Concha Romero que era la profesora de Medicina General”.

 

Por su parte, Concepción Romero[27], en una entrevista, contaba: “Estuve en Pittsburg, me mandaron a estudiar medicina general que duraba un año y tres meses, fue como una especialización,  eso fue en 1948, después me fui a Wayne mandada por la Kellogg, estudié un posgrado en Administración y Educación en Enfermería”.

 

Lelly Álvarez, añade: “Luego trabaje en 1955 en el Servicio Cooperativo (Interamericano de Salud Pública), contando con la asesoría de Miss Howitt y del Dr. Aconcha… con el auspicio del Servicio Cooperativo y con las Fundaciones como la Kellogg y la Rockefeller se recibió mucha ayuda en equipo y ellos adecuaron servicios tanto en el Hospital San José en medicina, cirugía, ginecología, obstetricia, igual en el Hospital de la Misericordia”.

 

La Enfermera Inés Durana Samper, en una entrevista con Ana Luisa Velandia[28], decía: “Me gradué en 1953 e inmediatamente entré a trabajar en el Centro Especial de Salud de la  Perseverancia, que era manejado por la Universidad Nacional con dinero de  la Rockefeller y la A. I. D.; luego me nombraron instructora de la escuela, y luego a fines del año 53, me fui a EE. UU. a estudiar mi licenciatura en la Universidad Católica de Washington”.

 

Ligia Barrera[29] nos cuenta: “en 1968 viajé a los EE. UU.,  volví en 1970, allí  hice maestría en la Universidad Católica  de Washington en el área de Cardiorespiratorio. Nelly Garzón[30], pone aún más en evidencia la participación que tenían las organizaciones interamericanas, en la enfermería colombiana. En su entrevista relata: “No acepté la beca y no pude ser becaria de la O. M. S. porque la Organización Panamericana de la Salud no consideraba que eso (se refería la Licenciatura) era necesario para nosotras y seguía dando becas para cursos de un año, cursos especiales, no para título académico. La fundación Kellogg tampoco me quiso dar la beca para matricularme como estudiante, entonces conseguí que la Agencia  para el Desarrollo Internacional me diera mi beca”.

 

Inés Durana, también decía: “Se había conseguido un convenio con la Universidad Católica de Washington y en esa época (comienzos de la década del 60), se fueron personas a estudiar y vinieron instructores de la Católica, entonces se pudo hacer la licenciatura entre nosotros; cuando volvieron ya estaba la licenciatura y se montó el Magíster. La Rockefeller no se comprometió en ese momento con la Universidad Nacional y se escogió una universidad comprometida, como lo era la del Valle, nueva y dispuesta a hacer una Facultad de Salud y por que no había más gente abierta a un cambio generacional distinto a la Nacional, se decidió hacer una Facultad de Salud en el Valle con posibilidad de desarrollar el área clínica por que el hospital estaba mucho más listo para un entrenamiento… la Rockefeller necesitaba una universidad interdisciplinaria volcada sobre el desarrollo de la comunidad, apolítica y por eso fui al Valle, yo estuve ahí hasta 1969 y me fui al doctorado con una beca de las Mujeres Profesionales Americanas y de allí salí a trabajar a Nebraska, durante 1969 - 1972, la Universidad del Valle sufrió una transformación política grande por que hubo un cambio contra EE. UU y cualquier tipo de asesoría extranjera”.

 

Inés Durana continúa contando: “Yo me gradué con un doctorado en los EE. UU. y me llamó la Rockefeller para ver si me quería ir a Asia… querían reproducir, ir adaptando lo que habíamos hecho en el Valle, acepté y fui a  Bangkok, con la responsabilidad de identificar personas que pudieran estudiar en EE. UU., mandamos  30 enfermeras para Magister”

 

Otro tema que es necesario profundizar, es la presencia de Helen Howitt en la enfermería de otros países latinoamericanos y la presencia de organizaciones religiosas, especialmente norteamericanas en varios de ellos.

 

Es bueno recordar aquí, que en los Siglos XVI a XIX la influencia extranjera en la enfermería latinoamericana corresponde a las metrópolis de los antiguos colonizadores, como es el caso de España, Francia o Inglaterra; ya en el Siglo XX se consolida la influencia extranjera de otros países con tradición enfermera, como es el caso de Estados Unidos, Alemania o Canadá.

 

En algunos países la presencia de organizaciones religiosas, es la primera manifestación de la influencia extranjera. Por ejemplo, en Bolivia en el Siglo XX se asienta una fuerte influencia religiosa, por intermedio de enfermeras de orientación cristiana. Según Aramayo[31], citada por Velandia[32] en 1919 la Iglesia Metodista había resuelto crear hospitales en las ciudades capitales suramericanas en las cuales había obra metodista, una de ellas sería La Paz y otra, Lima (Perú), y fue aquí en Lima donde se instaló el primer hospital de la iglesia metodista, denominado “Hospital Británico – Americano”; inicialmente estuvo bajo el control conjunto de la Misión Metodista y la comunidad anglo – americana; éstos últimos, mas tarde, asumieron la responsabilidad de dicho hospital. La primera graduada boliviana de ese hospital fue la Srta. Lía Peñaranda, hija de uno de los primeros pastores metodistas bolivianos, Néstor Peñaranda y su esposa Angélica Peña de Peñaranda.

 

Ya en 1920 llegaron a Bolivia con el objetivo de fundar el hospital, el Dr. Warren, cirujano retirado del ejército, y la Srta. Rosa Driver, enfermera profesional, quien permaneció como enfermera residente en el Instituto (educativo) Americano.

 

Según la misma autora, en 1938 se funda la Escuela Evangélica Metodista de Enfermería. Esta escuela alcanzó una verdadera organización con el trabajo que realizaron en los primeros años las señoritas Alice Miller (Dietista), Marion White (Enfermera) y Emma Isaacson que vino a la clínica como colaboradora y pertenecía a la misión luterana.

 

En 1942 cuando Bolivia suscribe el convenio para el establecimiento del Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública, se contrató a la enfermera norteamericana Rosina Romero, especializada en salud pública, quien se encargó de entrenar en este tema al primer grupo de ocho enfermeras bolivianas, en un curso de seis meses, que tuvo exigencias muy altas, tanto para la admisión como en los mismos estudios.

 

Según Velandia (2005), el 6 de Marzo de 1965 se crea la Escuela de Enfermería Elizabeth Seton por iniciativa de la Iglesia Católica Boliviana, en la ciudad de Cochabamba. En 1985 dentro del seno de la Universidad Evangélica se crea la carrera de Enfermería en la ciudad de Santa Cruz. Y en 1987 se crea la Carrera de Enfermería de Pucarani, dependiente de la Universidad Católica Boliviana.

 

El 14 de Septiembre de 1943 se crea la Escuela Nacional de Enfermería dependiente del gobierno de la ciudad de La Paz, siendo la primera directora la Srta. Amelia Zelaya Mena, enfermera graduada en el Hospital Santo Tomás de Panamá en 1941, y quien posteriormente, fungió como Directora del Grupo de Enfermeras de Salud Pública del SCISP. En 1945 se expide el decreto por medio del cual: “la Escuela Nacional de Enfermeras y Visitadoras Sociales, será la única escuela autorizada y reconocida por el Gobierno Supremo de la Nación, para extender diplomas profesionales de Enfermería o de Visitadora Social”. Esto nos recuerda la reglamentación que había surgido a comienzos de la década del 30 en Colombia.

 

En 1953, de acuerdo con el convenio suscrito entre el entonces Ministerio de Higiene y  Salubridad y la Oficina Sanitaria Panamericana, en el mes de septiembre llegó a Bolivia designada a la Escuela Nacional, la consultora de enfermería, señorita Helen Howitt, enfermera canadiense enviada especialmente para asesorar los programas de las escuelas de enfermería sobre bases modernas. Permaneció en Bolivia hasta 1959 cuando fue invitada a cumplir un cargo similar en Venezuela. En 1962 arriba a Bolivia la primera delegación de Voluntarios del Cuerpo de Paz; eran 12 varones y 23 mujeres, de las cuales la mayoría eran enfermeras profesionales.

 

Algunas enfermeras extranjeras, consideradas muy influyentes en la enfermería boliviana, llegaron en diferentes épocas. En 1.920: Rosa Driver, Maude Rhode, Flora Daning y Florence Howard, procedentes de los Estados Unidos. En 1938: Elizabeth Reed, Marion White, también de los Estados Unidos, al igual que  Mirian Beck, quien arribó en 1939. 

 

La influencia extranjera es muy visible Argentina, país que desde el Siglo XIX abrió sus puertas a la inmigración internacional. El Departamento Médico de la Standard Oil Company, S. A., de Argentina, fundó en el año de 1937, la Escuela de Nurses, con el objeto de proveer personal técnico adecuado para el cuidado de los pacientes internados en el hospital de la compañía. La escuela adoptó el programa de estudios aconsejado por el Consejo Internacional de Enfermeras, imponiendo la disciplina establecida para las escuelas de esta índole. A las estudiantes se les proporcionó residencia en un hogar confortable independiente del hospital.[33] Esto parece ser el surgimiento de una nueva tendencia, ya que por la misma época se abre en Bogotá la Escuela de Enfermeras de la Cruz Roja, que se constituye en la primera escuela colombiana que establece una residencia para las estudiantes por fuera de un hospital.

 

En la década del 30 en Argentina se realizaron gestiones para lograr la habilitación y funcionamiento de una escuela de enfermeras consiguiendo ayuda de la Fundación Rockefeller, institución que además otorgó un programa de becas para perfeccionamiento en otros países. La selección de una enfermera se hizo a través de la prensa de los Estados Unidos y de tal manera, se designó a la Sra. Jean Martín White para iniciar la organización de la escuela que comenzó a funcionar en el año de 1940, anexa al Hospital Nacional Centenario.

 

Para ingresar a esta escuela, la alumna debía tener título de Maestra o Bachiller. El programa de  tres años prestaba especial atención a la preparación de las alumnas para las tareas de Salud Pública y Medicina Social. Esta escuela contó con el asesoramiento de una representante de la Fundación Rockefeller, la Srta. Esther Hirst, experta en enfermería de Salud Pública. Se logró una beca para la Srta. Lilet Galant, para el perfeccionamiento de sus estudios en los Estados Unidos de Norteamérica.

 

Situación similar ocurre con el Brasil. En la reseña histórica de la enfermería brasilera en el Siglo XX, hecha por Paixao[34], es clara esta realidad. A través del Consejo Internacional de Salud de la Fundación Rockefeller en el Brasil, se hicieron los primeros contactos para invitar a Ethel Parsons, en aquella época Enfermera Jefe de la División de Higiene Infantil y Enfermería de Salud Pública del Estado de Texas. Ethel Parsons fue una gran figura de la Misión Técnica para el Desarrollo de la Enfermería en el Brasil, que tenía por objetivo promover las innovaciones necesarias para la Reforma Carlos Chagas.

 

Cuando se estableció un acuerdo entre el Departamento Nacional de Salud Pública y la Fundación Rockefeller, Parsons invitó a Clara Louise Kieninger para organizar la Escuela. Kieninger llegó a Río de Janeiro el 2 de febrero de 1922. Para ayudarla en la tarea de dirigir la escuela, Kieninger invitó para ocupar el estratégico cargo de Instructora de Alumnas a su colega Annita Lander, quien llegó en noviembre de 1922. El 19 de febrero de 1923 tuvo lugar la inauguración de la Escuela de Enfermeras, instalada provisionalmente en un predio contiguo al Hospital General de Asistencia[35].

 

En México, en 1903 el Dr. Eduardo Liceaga organizó un curso para preparar enfermeras técnicas para el nuevo Hospital General próximo a inaugurarse. El Director del Hospital hizo venir de Alemania a las enfermeras Maude Dato y Gertrud Friedrich, que ocuparon los cargos de Jefe y Subjefa (1905). Ambas regresaron a su país en 1906, quedando poco después en su lugar y con los mismos cargos, las enfermeras norteamericanas, Mary Cloud y Anna Hamburi (1907), quienes llamaron la atención por utilizar bicicletas como medio de transporte.[36], [37].

 

Mercedes Miranda Erostarbe, en 1937 obtuvo una beca de la Fundación Rockefeller para hacer en Toronto (Canadá) un curso de enfermería sanitaria. Hizo un curso como Instructora práctica, Supervisora de planta en el Estado de Virginia, Estados Unidos.[38] Más adelante en 1955, María de la Luz Galicia, va a tomar un curso de Instructoras para enfermeras tituladas a la Escuela de Enfermería de la Universidad de Chile, en la ciudad de Santiago.[39]

 

Chile recibió otro tipo de influencias. En 1910 la escuela alemana impone el tipo de hospital de pabellones aislados. Las especialidades se diseñan claramente y aparece la necesidad del policlínico o consulta externa.  En 1917, en Valparaíso se crea la Escuela de Enfermeras particular, la cual inicia sus actividades en 1919. El Director fue el Dr. Jean Thierry y la subdirectora, Miss Kamma Twede, enfermera danesa. En 1934 es introducido en Chile por el Dr. Alejandro del Río, el hospital tipo “monoblock”, construyéndose como tipo de hospital “vertical”.

 

En 1948, las enfermeras Gladys Peake, Hilda Lozier, Eugenia Gaete y Rosalba Flores, presentan un proyecto de programa integrado de enfermería sanitaria y hospitalaria.[40], como quien dice, unos años después que lo hicieran en Colombia, Helen Howitt y Johanna Schwarte.

 

En cuanto a El Salvador, el año de 1926 se contrataron los servicios de dos enfermeras norteamericanas y de una enfermera salvadoreña que había hecho sus estudios en los Estados Unidos de Norteamérica para que se hicieran cargo de la administración de la Escuela de Enfermeras que había sido creada en 1922 a instancias de Sor María Teresa Lang, de origen costarricense.[41]

 

Por su parte Panamá recibe inicialmente influencia alemana. En 1906 se gestiona el aumento de Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl, pero fue imposible conseguirlo; en 1907 desavenencias con la Junta Directiva del Hospital, culminaron con la separación de aquellas del Hospital Santo Tomás de Villanueva, a donde habían llegado en 1875 desde México. Entonces se decidió gestionar la traída de enfermeras laicas, de Alemania, y en ese mismo año llegó el primer grupo de enfermeras laicas alemanas, en número de seis. A principios de 1908 llegó el segundo grupo, también en número de seis. Y se nombra como Superiora del Hospital a la Srta. Louise Brakamier, alemana, pero no venida en compañía de las anteriores; cooperaba en su trabajo la Srta. Jeannette Byers. La Srta. Brakamier llegó al Istmo en 1905 para trabajar en el Hospital Ancón. Ya en 1905, había estado en Cuba cuatro años como Directora de la Escuela de Enfermeras.

 

Luego se establece una clara influencia de los Estados Unidos, especialmente con el establecimiento de la Escuela de Enfermeras en el Hospital Santo Tomás que fue inaugurado el 1 de septiembre de 1924, en la zona del Canal, que Estados Unidos manejó durante el Siglo XX.[42] Las enfermeras panameñas egresadas de esta Escuela luego van a trabajar a otras escuelas de América Latina; por ejemplo algunas fungieron como Directoras de la Escuela de Enfermeras de la Universidad de Cartagena, también una, Rosa Sáenz, fue Instructora de la Escuela de Enfermeras de la Universidad Nacional de Colombia Bogotá y alguna otra estuvo en la Escuela Nacional de Enfermeras de Bolivia. Y a esa escuela fueron a estudiar enfermeras procedentes de diversos países, entre ellos Nicaragua.

 

Nicaragua según el recuento histórico hecho por Guerra y Padilla[43], recibe influencia de Panamá y, a nuestra manera de ver,  a través suyo, de los Estados Unidos. Luego del terremoto de marzo de 1931, el gobierno panameño ofreció becas para estudios de enfermería en la Escuela de Santo Tomás. Pero la necesidad de enfermeras promovió la creación en octubre de 1943 de la Escuela Nacional de Enfermería de Nicaragua. El 12 de Agosto de 1945 se separó de la escuela su primera Directora, la Señorita Preladiana Oliveira, y la reemplazó la Señorita Mabel Jonson, enfermera del Servicio Cooperativo Interamericano. Los convenios entre el Ministerio de Salubridad Publica y el Servicio Cooperativo, en relación con la Escuela de Enfermería, expiraron el 30 de Junio de 1946.

 


En 1946 el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social del Perú, reunió una comisión de miembros de las escuelas de enfermería, Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública, Fundación Rockefeller y de la Oficina Sanitaria Panamericana, quienes elaboraron un proyecto de estatuto para las escuelas de enfermería del Perú.[44]

 

Conclusiones

Los países de procedencia de las órdenes y organizaciones religiosas que tienen la enfermería como un campo de acción, determinan la influencia de aquellos. De tal manera, en el periodo de exploración y colonia, ésta fue ante todo española y en el caso de Brasil, portuguesa.

 

En el periodo de emancipación y república la influencia se va tornando francesa. En el periodo contemporáneo o de profesionalización de la enfermería, la influencia es ante todo norteamericana, e indirectamente, a través de los Estados Unidos, se puede observar una influencia inglesa. Algunos países con corrientes migratorias más fuertes, como Brasil, Argentina y Chile, reciben influencia de otros países, como Alemania y Portugal.[45]

 

Desde el punto de vista institucional, la organización con más influencia en la región, en la segunda mitad del Siglo XIX y primer tercio del Siglo XX, tal vez sea la Cruz Roja Internacional, que con frecuencia abre cursos de enfermería y posteriormente establece escuelas; que luego al organizarse la enfermería dentro de la educación superior, van siendo cerradas. Entre otros podemos recordar, los cursos de primeros auxilios organizados en 1909 en el Brasil y la escuela de enfermeras inaugurada más tarde; la Escuela de Enfermeras creada en Bolivia, en 1919; los cursos ofrecidos a comienzos de la década del 20 en Colombia y su Escuela de Enfermeras establecida en 1938; México también creó la Escuela Clínica para Enfermeras de la Cruz Roja Mexicana.

 

A mediados del Siglo XX, no sólo en Colombia sino en toda América Latina, tienen una influencia decisiva varías organizaciones interamericanas, con mucha influencia norteamericana, como la Fundación Rockefeller, la Oficina Sanitaria Panamericana - OPS/OMS, el Servicio Cooperativo Interamericano y la Agencia Internacional para el Desarrollo.

 

Hellen Howitt fue Directora de la Escuela de Enfermería del Hospital Santo Tomás de la Zona del Canal de Panamá entre  1933 y 1938[46], luego fundadora y primera directora de la Escuela Nacional Superior de Enfermeras de Colombia entre los años 1943 y 1951;  posteriormente de la Escuela Nacional de Enfermeras de Bolivia entre 1953 y 1959, cuando fue invitada a cumplir un cargo similar en Venezuela. A todos estos países, llegó primero como consultora del respectivo Ministerio de Salud, a través de convenios con el  Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública.

 

A mediados del Siglo XX se empieza a observar la influencia de unos países latinoamericanos en otros de la misma región. Tal vez el país que empezó a influir más fue Chile, donde se ofrecieron cursos de postgrado, mejor decir postbásicos, a los cuales asistieron enfermeras de diversos países. Más adelante, en la década del 60, Colombia ofreció el programa de Licenciatura en Enfermería y tuvo estudiantes procedentes desde México hasta Argentina y en la década del 70 ofreció programas de Maestría, inicialmente en Educación y en Administración en Enfermería, a los cuales también llegaron enfermeras de diferentes países; por su parte México ofreció programas de especialización, especialmente en Pediatría que fueron muy acreditados en toda la región; en la década del 80, Brasil empezó a ofrecer programas de doctorado, a los cuales empezaron a asistir enfermeras extranjeras, especialmente en la década del 90. Desde la década del 90 y especialmente a comienzos de este siglo, se siente que España está tratando de retomar influencia en la enfermería latinoamericana, especialmente a través del apoyo a sus organizaciones gremiales y de programas de doctorado.

 

 

 




· Doctora en Ciencias Médicas con énfasis en Salud Pública, del Instituto de Medicina Sanitaria de San Petersburgo, Rusia. Profesora Emérita de la Universidad Nacional de Colombia.
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“El estudio de la historia y la sociología de enfermería como instrumento de identidad profesional”. EN: Memorias VII Conferencia Iberoamericana de Educación en Enfermería. Medellín: Octubre 6, 7 y 8 de 2003. En C. D. ISBN: 958-655-741-3.
“Atención a la Población en Desplazamiento Forzado en Colombia”. Revista Cultura de los Cuidados (España). 2º. semestre 2004. Año VIII, No.16, pp. 47 – 51. ISSN 1138 – 1728
“Influencias étnicas en la enfermería latinoamericana”. Publicado por la Revista Temperamentvm. 2005. Disponible en: www.index-f.com/temperamentum/1revista/a0101.php
“Experiencia en la elaboración de Guías de Intervención de Enfermería con Metodología EBE”. Revista Evidentia. Año 2, No. 5.En: http://www.index-f.com/evidentia/sumarion5.php 
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