Este blog tiene como objetivo compartir intervenciones en eventos académicos que no han sido publicadas antes a texto completo, reflexiones de la autora sobre temas relacionados con la historia y la sociología de enfermería y publicaciones en revistas que todavía no son accesibles en Internet.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

ANA LUISA VELANDIA MORA Futuro e Identidad de enfermería con base en el cuidado.

Publicado en: Dimensiones del Cuidado. Bogotá: Facultad de Enfermería de la Universidad Nacional de Colombia, 1998. Págs. 134 – 151.


FUTURO E IDENTIDAD DE ENFERMERIA CON

BASE EN EL CUIDADO·

Una historia prospectiva del cuidado de Enfermería en Colombia.


Por: ANA LUISA VELANDIA MORA
        E. G., L. E., M. A., Ph. D.
        Profesor Titular y Emérito
        Universidad Nacional de Colombia


Resumen

El capítulo tiene como objetivo mostrar que el cuidado de enfermería es la base de la identidad profesional y el medio más efectivo de mejorar la imagen social y el estatus de la enfermera.

En primer lugar, se presenta una reflexión teórica acerca del objeto: ser, saber y quehacer de la enfermería. A continuación se hace una revisión de: las herencias recibidas por la enfermería colombiana e influencias del contexto y las Megatendencias y cambios generales que influyen en la profesión de enfermería, incluyendo las megatendencias de la mujer y los cambios en la conceptualización y organización en salud. Se exponen luego, los hechos significativos, negativos y positivos, que han tenido influencia en el desarrollo de la disciplina y profesión de enfermería y se analizan  las tendencias de la enfermería colombiana: en la formación de personal de enfermería, en la práctica de enfermería, en el desarrollo científico tecnológico y en el desarrollo gremial de las enfermeras. Finalmente, se plantean las perspectivas de la enfermería colombiana, los retos hacia el futuro y algunas reflexiones finales en las cuales la autora resume los mensajes que quiere dejar como inquietud a sus colegas.



Reflexión teórica acerca del objeto; ser, saber y quehacer de la enfermería.

Una ciencia fáctica particular, tal como la bioquímica o la historia social, se caracteriza por tener los siguientes componentes: una comunidad de investigadores, una sociedad que apoya o al menos tolera su actividad, dominio o universo de un discurso, una concepción general o filosófica, un fondo formal o sistema hipotético - deductivo, un fondo específico (colección de datos, hipótesis, teorías y métodos, obtenidos en las ciencias y tecnologías relacionadas), una problemática, un fondo de conocimiento acumulado (histórico), objetivos, una metódica,  componentes cambiantes (dinámica), y parientes próximas. (Bunge, 1985)

Por otra parte, considerando la definición que el Diccionario Oxford da de disciplina, como una rama de instrucción o educación, un departamento de aprendizaje del conocimiento (Donaldson y Crowley, 1978), podríamos decir que la enfermería si es una disciplina, ya que ella es una rama del conocimiento que se enseña en facultades o departamentos de universidades o instituciones de educación superior.

Pero para poder actuar con discernimiento, con criterio “profesional”, necesitamos una fuerte argumentación conceptual, trabajar sobre nuestro objeto epistémico, profundizar en las tres dimensiones, cuya comprensión es esencial para el estudio de nuestra identidad: el ser, el saber y el hacer.

El ser  se refiere a nuestro Ethos, a su indagación filosófica, al humanismo que tiende a la comprensión de la sociedad en que vivimos; es la “actitud ante la vida o posición existencial dentro de la cual se debe desenvolver el desarrollo disciplinar y de servicios humanos.” (Trujillo, 1986).

El saber (conocer), tiene que ver con la claridad teórica y metodológica; con la disciplina, la cual se refiere al “campo científico en el que se investigan determinados aspectos de la realidad con el propósito de generar, utilizar y difundir el conocimiento.” (Trujillo, 1986).

El hacer (el quehacer), es el ejercicio profesional, que tiene su origen en la prestación de un servicio a la población. Este desempeño ha venido evolucionando simultáneamente con los componentes teóricos e investigativos que configuran una disciplina en desarrollo.

Un aspecto importante a considerar es el hecho de que enfermería tiene tanto aspectos científicos como aspectos afines con las artes; tal vez por ello, se la había considerado como una técnica, pero los esfuerzos que se están haciendo por profundizar en temas como la teoría del conocimiento y el producir teorías y tecnología de enfermería que den solución a los problemas del quehacer diario, nos constituyen en una disciplina profesional.

Al considerar a enfermería como una disciplina profesional su conocimiento debe orientarse a dar sustento y respuesta a las necesidades de la práctica. Si los conocimientos que genera la disciplina no suplen las necesidades de la práctica no habrá un desarrollo coherente y que permita la evolución de la profesión. Sin embargo, la disciplina debe gobernar la práctica clínica en lugar de ser definida por ésta. (Donaldson y Crowley, 1978).

Es aquí donde se necesita tanto a la enfermera que crea la teoría como a la que se desempeña brindando directamente atención, ya que cada una desde su ámbito contribuye al desarrollo de enfermería. Como dice Jacobs (1978), “nadie puede pretender encarnar la totalidad de enfermería: ser practicantes y académicos a la vez, esto sólo se puede lograr colectivamente.”

Ya que el profesional de enfermería se mueve en un campo del conocimiento que le es propio, el cual combina las dimensiones disciplinarias y de prestación de servicios, contextualizadas de acuerdo a una visión humanista de la realidad; esto significa que debemos profundizar en los análisis filosóficos (ontológicos), epistemológicos, metodológicos y de aplicación práctica. (Velandia, 1995, c).

Un aspecto a considerar aquí, es la confusión que se ha tenido entre disciplina profesional y práctica profesional, puesto que la disciplina hace referencia al conocimiento aplicado en una rama específica del  saber, y la práctica , es el desempeño y la técnica, es decir el quehacer.

La práctica soluciona problemas del aquí y el ahora del individuo al cual atiende, mientras que la disciplina es más amplia porque entrelaza el pasado, el presente y el futuro mediante un cuerpo de conocimientos que dan argumentos para el desempeño no sólo en el ámbito hospitalario, comunitario, gerencial, educativo e investigativo o en cualquier otro donde la enfermera busque desarrollar ese conocimiento.

La competencia profesional va más allá de lo que se requiere para dar cuidado de salud a un individuo, para la preparación de futuras practicantes y la conducción de investigación sistemática. La competencia comprende por parte del profesional el entender la sociedad con suficiente amplitud para que pueda colocar la práctica dentro de un contexto social y la necesidad de tener habilidades de liderazgo. (Donaldson y Crowley, 1978).

Aquí es oportuno recordar la diferencia que planteó Gramsci (y que luego desarrolló Foucault), entre profesional e intelectual: el primero, el profesional, es quien asume una profesión como la forma de ganarse la vida; el segundo, el intelectual, es quien mira el mundo desde su profesión, y desde ella se compromete con el desarrollo de la sociedad.

De hecho, la profesión no es algo que la universidad confiere, ser profesional no tiene que ver sólo con las “credenciales”, ser profesionales es aceptar un compromiso y hacerlo de la mejor manera posible para defender los intereses del usuario de nuestros servicios.

Aquí, tal vez nos ayude la diferenciación entre el Técnico y el Profesional,  que hiciera la Dra. Marsha Fowler en su intervención en el XII Coloquio Nacional de Investigación en Enfermería en Mayo de 1995 en Bucaramanga, en esa oportunidad,  planteaba ella que el compromiso del técnico es con el cargo que ocupa y el del profesional, lo es con su profesión.

Es por ello, que hoy estamos planteando la necesidad de pasar de la profesionalización al profesionalismo. Entendemos la profesionalización como “el fenómeno de reconocimiento social a las ocupaciones que han logrado o buscan un status profesional” (Rodger, citado por Velandia, 1995, a); y el profesionalismo como una de las formas institucionalizadas de control ocupacional, o como actitudes profesionales o atributos actitudinales, las principales de las cuales serían las siguientes: uso de la organización profesional como principal referente, creer en el servicio público, creer en la autorregulación, poseer un sentido de vocación y tener un sentido de autonomía. (Hall, citado por Velandia, 1995, c).

De tal manera, el profesionalismo tiene más que ver con el concepto de intelectual de Gramsci y de Foucault o con las ideas de desempeño laboral motivante, es decir en el cual se obtengan beneficios psicológicos y no sólo económicos, de Yankelovich (Citado por Velandia, 1995, c), y menos con indicadores de transformación de una ocupación en profesión aceptada socialmente como tal, aun cuando sus miembros no se sientan “realizados” a través de su desempeño.

Esto implica también hacer una historia tanto externalista como internalista de nuestra profesión. La perspectiva externalista o de enfoque sociológico, utiliza categorías de la sociología de las profesiones para organizar la información y establecer relaciones, para entender e incluso arriesgar explicaciones sobre las transformaciones que ocurren en el momento dado y en un contexto determinado. La perspectiva internalista o epistemológica, trabaja sobre la construcción de un tipo de saberes y de práctica, analizando los cambios teóricos y metodológicos que sustentan esos saberes y prácticas de una disciplina o profesión. (Velandia, 1997, a).

Algunos autores se han manifestado últimamente al respecto. Obregón (1993), dice: “En América Latina hacer una historia de los conceptos de las diversas ciencias referida a su construcción y atendiendo a la lógica interna de las teorías resulta impropio, dadas nuestras condiciones. Esta posición metodológica es lo que los historiadores anglosajones de las ciencias han señalado con el nombre de historia internalista. Tampoco se trata de llegar al extremo de hacer una historia externalista, es decir, una historia que señale el contexto económico, social y político del desarrollo de las ciencias (o de las profesiones), pero que olvide el objeto mismo de la historia social de las ciencias, sin tocar para nada el contenido.

Emilio Quevedo entra a terciar en la discusión, y tratando de dirimir este conflicto (COLCIENCIAS, 1993: 220 -222), plantea: “Trabajar en el problema de la construcción de un objeto de estudio es comprender el proceso social de la constitución de modelos explicativos de una realidad. Dicho problema tiene que ser abordado por un equipo multidiscipinario y profesional, en el cual el profesional historiador de la disciplina o profesión que va a ser estudiada debe desempeñar un papel central, pero necesariamente apoyado por los profesionales de las ciencias sociales, para poder encontrar la coherencia entre cada uno de estos problemas y superar así la polémica entre externalismo e internalismo que tiene bloqueado el futuro de diversas disciplinas.” (El subrayado es nuestro.)

Para mí, la historia de la profesionalización de la enfermería tendría más que ver con el enfoque sociológico o perspectiva externalista; y la historia del profesionalismo de la enfermera, se relaciona más con una mirada epistemológica a la evolución de la profesión. (Velandia, 1997, a).


Herencias recibidas por la enfermería colombiana e influencias del contexto.


Nuestras influencias externas anteriores al Siglo XX, son ante todo españolas (Eseverry, 1984), (Velandia, 1993), (Hernández, 1995) y francesas (Collière, 1993).

Según Eseverry (1984), el Hospital Santa Cruz de Barcelona (en el reglamento promulgado en 1417), es “el punto nuclear de dónde proceden los primeros pasos serios de la moderna organización española en general y de la enfermería en concreto.”

En Colombia, hasta el Siglo pasado, la enfermería estaba “refundida” o mezclada con servicios generales. Todavía en 1924 cuando se dictó el Decreto Reglamentario de la Escuela de Comadronas y Enfermeras de la Universidad Nacional de Colombia, hubo necesidad de establecer que: “Las enfermeras serán dedicadas única y exclusivamente al servicio directo de los enfermos, eximiéndolas en absoluto de oficios que, como el de lavar piso, hacer el aseo de las salas, etc. puedan ser causa de que ellas transmitan infecciones a los enfermos que deben cuidar.” (Velandia, 1995, d).

Por la misma época, en ocasiones también se asociaban las actividades de enfermería con la medicina; por ejemplo, en Noviembre de 1915 el Taller Municipal de Artes y Labores Manuales de Santafé de Bogotá, confirió Diploma de Idoneidad en Medicina y Enfermería  a un grupo de 6 señoritas, después de cuatro años de estudios y práctica en el Hospital de la Misericordia.

Juana Hernández (1995), establece cinco estadios al hacer el análisis histórico de los cuidados de enfermería: Los Orígenes de los cuidados de enfermería, la Institucionalización de los cuidados de enfermería, la Dicotomía de los cuidados de enfermería, la concepción Nightingale, y la enfermería en la Universidad.

En los Orígenes de los cuidados de enfermería analiza: el concepto de “ayuda” en las sociedades primitivas, los cuidados de Supervivencia (las prácticas de las mujeres cuidadoras) y los cuidados domésticos e institucionales en las primeras civilizaciones.

 En la Institucionalización de los cuidados de enfermería incluye: el concepto de cristiano de ayuda y el significado de los cuidados de enfermería, la institucionalización de los cuidados de enfermería cristianos y la atención organizada a las enfermedades sociales de la época.

En la Dicotomía de los cuidados de enfermería analiza las coordenadas históricas que explican el retroceso de los cuidados de enfermería; y la contrarreforma: la enfermería y los movimientos misionales cristianos como sustento de la praxis enfermera.

La Concepción Nightingale la estudia desde: el contexto sociocultural en el que se desarrolla la obra de F. Nightingale, los primeros centros de instrucción de cuidados de enfermería, y la enfermería de orientación “nightingueliana”.

En la Enfermería en la Universidad hace consideraciones acerca de: la identidad profesional (y aquí plantea un reto muy válido para la enfermería española: constituirse como disciplina científica en el seno de las universidades) y de la construcción disciplinar.

Por mi parte, el análisis de los antecedentes históricos de la profesión de enfermería en Colombia, me permitió establecer cuatro herencias recibidas por tradición a comienzos del Siglo XX:

- La herencia religiosa, es mundial y para algunos la enfermería nació cuando enfermeras seglares fueron ocupando los puestos que la disminución de las congregaciones religiosas fueron dejando vacíos.

- La herencia femenina es muy profunda. Con la llegada en 1873 de las primeras enfermeras religiosas francesas, se cristaliza la influencia femenina en la profesión. La primera carrera que pudieron seguir las mujeres colombianas en la universidad fue la enfermería.

- La herencia militar. La participación de enfermeras colombianas en la Guerra de los Mil Días, posteriormente en la Guerra con el Perú, la creación de la Escuela de Enfermeras de la Cruz Roja, el primer grupo de enfermeras que recibió el grado de Tenientes del Ejército, denotan la influencia militar en la enfermería colombiana.

- Las herencias etnográficas en América Latina tienen mucho peso. En Colombia se inicia con los saberes médicos de los grupos nativos, continúa con la influencia española, luego la francesa y posteriormente con la influencia norteamericana.

Estas herencias, aun cuando continúan siendo significativas, se han ido modificando a medida que se transforma la sociedad colombiana y cada vez se hacen menos conscientes.

Larissa Lomnitz (1981), plantea que los elementos principales de la identidad profesional son de dos clases: los primeros son residuales, recogidos de la tradición histórica que puede ser milenaria; y los segundos, son contemporáneos o añadidos en etapas más recientes. (Martínez y otros, 1985).

El matiz más interesante de este enfoque está dado por el análisis de dos temporalidades: una tradicional (residual), que representa el largo plazo; y otra, de mediano y corto plazo, expresada por los elementos añadidos en etapas más recientes, lo cual se relaciona con la idea de la “diversidad de tiempo histórico” de que habla Braudel. (Braudel, 1986).

Adaptando estos planteamientos a nuestro caso de la profesión de enfermería en el país, he llamado “herencias recibidas por tradición” al conjunto de elementos residuales de que habla Lomnitz y los elementos llamados por ella añadidos, y que tienen que ver con la influencia recibida del contexto socioeconómico, político y cultural del país, lo he denominado como “contexto del siglo XX”.

Acerca de las herencias recibidas por tradición ya se habló. Respecto a los elementos añadidos por la influencia del contexto socioeconómico, político y cultural de nuestro país, éstos tienen que ver con a) la evolución de conceptos y políticas en cuanto a las prácticas de salud, traducido ello en la prestación de servicios; b) el sistema educativo, tanto general como de educación de la mujer, que ha influido mucho en la medida que la enfermería continúa siendo ejercida mayoritariamente por mujeres; c) el factor del desarrollo científico y tecnológico; d) aspectos legales relacionados con la condición general de las enfermeras como trabajadoras y su organización como gremio; y e) la relación con el extranjero, en un principio de afuera hacia adentro y, posteriormente, de nuestro país hacia el extranjero. (Velandia, 1996, a).



Megatendencias y cambios que afectan a la profesión de enfermería


Megatendencias Generales

- Reconocimiento de procesos democráticos
- Transición demográfica
- Mejoramiento de la calidad de vida (Esperanza de vida al nacer).
- Un billón de dólares diarios se mueven en el sector financiero.
- Disminución de las potencias en gastos militares
- Alcances de la justicia (integral).
- Amenazas a la seguridad humana: droga, polución
- Resurgimiento de problemas étnicos, religiosos, etc. ( Nasbitt, 1984, citado por Chompré, 1997)


Cambios Generales

- Continuidad en los derechos sociales, nuevas necesidades -- nuevos derechos. Forcejeo o contradicción entre derechos sociales y recesión económica. Francia gasta 4% del PIB en desempleo.
- Más tiempo para la recreación, debido a la disminución de los horarios de trabajo y al desarrollo tecnológico, entre otros, en telecomunicaciones.
- Nueva sociedad del trabajo (Fin del trabajo). Sociedad del Conocimiento --desempleo.
- Contrato indefinido por nombramiento y posesión, a firma de contrato por un tiempo fijo. (Sands, 1987, citado por Chompré, 1997)


Megatendencias de la Mujer.

“No se trata de que las mujeres se tomen el poder, sino de que, junto con los hombres, expresen todo su potencial sin que ninguno de los sexos sea superior o inferior”, dice Eisler, citado por Aburdene y Naisbitt. (1994).

1. Las mujeres en el trabajo

Ocupaciones con grandes oportunidades para las mujeres: el trabajo anhelado (o su realización personal), directora de una empresa (poder), en el campo de la salud (realización y afecto), en las finanzas (resultados, velocidad), ocupaciones tradicionales: enfermera, secretaria, maestra (viejos valores, renovado respeto), alta ciencia / tecnología (prestigio), en actividades relacionadas con la nutrición (creatividad), en las profesiones liberales clásicas: derecho, medicina (acciones selectas); en ocupaciones hasta ahora dominadas por hombres: bomberos, pilotos, policías, periodistas, constructoras; en las artes y los medios de comunicación.




2. Las mujeres en la religión

Las mujeres del Siglo XX comienzan a revolucionar una de las instituciones más sexistas en la historia: la religión organizada.

3. Los deportes

La fuerza, la resistencia y la confianza que han adquirido en los deportes destruyen el mito de que las mujeres son el sexo “débil”.

4. Parejas cuyos integrantes trabajan juntos

Aun cuando en el campo científico esto es usual, los años 90 serán el decenio de las parejas empresarias.

5. La moda

Por ser ésta una profesión femenina, los diseñadores deben aceptar que los llamen “modistas”. Lo mismo les pasa a los hombres que estudian enfermería.

6. El renacimiento de la familia

Una cosa es segura, las mujeres son ya una “masa crítica” en la fuerza laboral, y por lo tanto, la familia tradicional, en la que la madre cuida del hogar y el padre es el proveedor, representa un porcentaje cada vez más bajo.

Los años 90 marcarán una nueva fase en la historia de la familia, un verdadero “hito”: la gente comienza a revalorizar y a apreciar de nuevo la importancia de la familia, como centro de afectos y no de prestación de servicios.

7. La menopausia

Las mujeres romperán todos los estereotipos de la menopausia, modernizando y dando nueva vida al arquetipo de la mujer sabia, liberada ya de las responsabilidades familiares, respetada por su conocimiento y experiencia y apreciada como gran recurso humano.

Lo que se ve venir, entonces es, por una parte, un gran desarrollo de la medicina para la mujer adulta; y por otra, la feminización de la atención médica, especialmente en aquellas áreas relacionadas con la nueva concepción de salud, como la atención primaria y la promoción de la salud, donde se toman las primeras decisiones sobre diagnóstico y tratamiento.

8. La mujer en la política

En Colombia en los últimos años ha habido momentos de tener hasta 5 Ministras, pero no sólo en los Ministerios tradicionales, como educación o salud, sino también en otros como Trabajo o Agricultura; y en uno de los más importantes y representativos, el de Relaciones Exteriores, en los dos últimos gobiernos nuestra Canciller ha sido una mujer.

9. El “nuevo despertar de la Diosa

La Revista Time califica el culto a la Diosa como “el esfuerzo por crear un foco de expresión espiritual centrado en lo femenino.”

10. Las mujeres como activistas sociales

Las mujeres cambian el papel de “voluntarias” mal apreciadas, por el de Activistas en sus comunidades. También han creado una nueva noción del voluntariado, al inducir a las organizaciones de servicio a la comunidad, a establecer ocupaciones significativas y horarios de trabajo que la gente pueda manejar.

11. Las mujeres en el “nuevo orden mundial”

Estos dos autores, a mi parecer, cultores del neoliberalismo, suponen que este “nuevo orden mundial”, entendido por ellos sólo cómo un problema de relaciones políticas y no económicas como en realidad lo es; ofrecerá muchas oportunidades, especialmente políticas a las mujeres. (Aburdene y Naisbitt, 1994, adaptado a la situación colombiana, por Ana Luisa Velandia, Julio de 1997).


Cambios en la conceptualización sobre salud - enfermedad

La concepción de que el objeto de estudio de la medicina (entendida como concepto y no como profesión), en su conjunto, es el “hombre enfermo” es refutada por la práctica diaria y se acepta cada vez más que el planteamiento de que el objeto de estudio de la medicina (o ciencias de la salud) son los conceptos socialmente definidos de salud - enfermedad.

La corriente científico - social encuentra su objetivo en explicar integralmente los determinantes del proceso salud - enfermedad, sus posibilidades de vida y muerte.

El objeto de estudio que permita analizar el proceso salud - enfermedad cono fenómeno social y biológico, tiene que construirse desde la reconstitución de la unidad contradictoria (dialéctica) entre la enfermedad y la salud, poniendo en el centro, no a la una ni a la otra, sino el “proceso biológico humano”, que a este nivel de integración tiene historicidad en sí mismo, o sea carácter social. (Velandia, 1988).
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         

Cambios en la organización del Sector Salud

Para entender el fenómeno de transformación de los servicios de salud, es imprescindible echarle antes un vistazo a las políticas neoliberales en salud, entendidas como el conjunto de medidas tomadas a partir de 1973 en el campo de la salud, en los países industrializados capitalistas, como consecuencia de aplicar fórmulas económicas de contención del gasto público y congelación salarial para solucionar la “crisis fiscal del Estado”.

Estas tendencias económicas mundiales están determinadas por las orientaciones del neoliberalismo, conocido también con las expresiones “nuevo orden”, “nueva derecha”, “nuevo giro”.

La oleada se inició hacia 1980 cuando Ronald Reagan y Margareth Thatcher desempolvaron el ideario conservador para el manejo de la economía y la sociedad. Y como consecuencia de ello, un fantasma comenzó a recorrer Europa: las privatizaciones.

El concepto de privatización se refiere a la transferencia de funciones y actividades del sector gubernamental al sector no directamente controlado por el Gobierno.

En Colombia un fenómeno destacado, especialmente a partir de la Ley de Seguridad Social (Diciembre de 1993), es la expansión de la medicina privada que cuenta con el apoyo y el respaldo del Estado y funciona bajo el sistema de libre empresa, es decir, en poder de la fuerzas del mercado de oferta de servicios de salud, prácticamente sin ningún tipo de control.

Desde la década pasada, en este subsector, se hace evidente la formación de monopolios, la fusión del capital bancario con el industrial y la formación de organizaciones internacionales que se expresan en los llamados seguros de salud, médicos o de medicina prepagada.

Estos servicios le quitan cada vez más al Estado su responsabilidad por la salud de la población y recargan en los ciudadanos, pobres y ricos, la solución de sus problemas. (Velandia, 1995, d).


Hechos significativos que han tenido influencia en el desarrollo de la disciplina y profesión de enfermería.

Negativos

- El fenómeno, que a mi manera de ver, incidió de manera más negativa en el desarrollo de la enfermería en sus inicios como profesión, tanto a nivel mundial como en Colombia, es el hecho de haber sido ejercida principalmente por mujeres; ya que la enfermería cargó con los lastres que han tenido que soportar las mujeres a través de la historia.

Las mujeres sólo muy tardíamente pudieron entrar a la Universidad. En Colombia sólo después de la Reforma Universitaria de 1936, pero tampoco podrían haberlo hecho antes, porque el Bachillerato para mujeres sólo se autorizó a comienzos de la década del 30 y el primer grupo de mujeres bachilleres salió del Gimnasio Femenino en 1936.

Hasta los gobiernos liberales que se inician con Abadía Méndez en 1930, sólo podían  votar  los  Alfabetos,  que eran un porcentaje muy bajo de la población
(a comienzos del Siglo XX el 11%); en ese momento se aprueba el llamado voto universal, llamado así porque cubría a todos los hombres (incluso analfabetas); pero el derecho de las mujeres a elegir y ser elegidas, sólo se aprobó con el Plebiscito de 1957. (Velandia, 1995, d)

La situación a nivel mundial, aun cuando no era tan deprimente, tampoco ha sido muy diferente.

- Otro hecho que influyó negativamente, especialmente a nivel mundial, fue el hecho de las mujeres haber cedido su cuerpo de conocimientos y su experticia como “sanadoras” (las llamadas brujas), y luego como “parteras” en favor de los hombres (mejor dicho, de los ginecólogos), y el haber dejado de ser “cuidadoras” para convertirse en “auxiliares de los médicos” dentro de la organización institucionalizada de atención a los enfermos.

Ehreinreich y English en su trabajo “Brujas, Comadronas y Enfermeras” pintan muy bien esta situación a nivel mundial y consideran que las “sanadoras” de antaño finalmente se vieron reducidas a la condición de enfermeras. “Les arrebataron ancestrales conocimientos, y con ellos, el derecho a la palabra.” (Ehreinreich y English, 1979).

- Otro hecho significativo y muy relacionado con el anterior, es la concepción de la salud que se ha mantenido a nivel oficial. Al institucionalizar la salud y centrarla en la curación de enfermedades, el modelo biológico se hizo hegemónico y la atención de salud se medicalizó al decir de Michel Foucault; y dentro de estas condiciones el papel de la enfermera se redujo a apoyar al médico en sus acciones curativas. Al respecto, Ehreinreich y English dicen: “finalmente… (las enfermeras) se vieron reducidas a cuidadoras de enfermos en los hospitales, donde callada, silenciosamente, ejecutan las órdenes de la erudición masculina.”

Estas mismas autoras, ya citadas, se preguntan? ¿Cómo llegamos a nuestra posición actual de subordinación desde nuestra posición de liderazgo? Entre los muchos factores, están: a) la ocupación masculina del cuidado de la salud; b) la supresión de “las brujas” en Europa; y c) el crecimiento de la profesión médica en los hombres en el Siglo XIX en América.” (Se refieren a los Estados Unidos).

- Todo esto puede haber influido en la tendencia a una fuerte normatización, o mejor reglamentación de la rutina, que con frecuencia caracteriza el trabajo de la enfermera, y a lo cual se ha referido Patricia Benner. (Benner, 1987), (Velandia, 1995, c).

Gabriel Restrepo Forero (1982), nos decía: “Un aspecto importante en la organización de los grupos profesionales es lograr la institucionalización de la tolerancia. Una comunidad profesional ha de caracterizarse necesariamente por la pluralidad de roles que puedan ser desempeñados por sus miembros.”

Pero la institucionalización de la tolerancia tiene que ver con otros mitos y dogmas de enfermería que se interponen frente a ella. Veamos: la determinación de áreas de desempeño profesional muy definidas que llevó a formar enfermeras para unos cuantos puestos de trabajo predeterminados: Enfermera Jefe de Sala o Directora de Departamento de Enfermería, y cuando más, Enfermera Jefe de Centro de Salud o Instructora de Escuela de Enfermería, con funciones y actividades tan perfectamente establecidas que podían caber en un Manual de Normas. (Velandia, 1995, c).

- Otro hecho, que puede ser consecuencia de los anteriores, es el mito que nos ha acompañado de que tenemos que demostrar que somos ciencia; lo cual ha hecho menospreciar nuestra condición de profesionales, que es donde radica nuestra fortaleza.

Estoy de acuerdo con Donaldson (1978), cuando dice: “Los campos que enfatizan la investigación aplicada deberían llamarse más correctamente disciplinas aplicadas o ramas aplicadas de las disciplinas académicas, en lugar de llamarse disciplinas profesionales.”

En esto coincido también con Talcott Parsons (1976), cuando habla de dos categorías primarias de profesiones: a) la erudición misma, investigación, fomento del saber, transmisión del conocimiento actualizado; y b) la rama aplicada del conocimiento a actividades prácticas, competencia técnica. Cada uno de estos dos grupos tiene intereses que le son propios; en la rama académica, prima lo cultural; mientras que en la rama aplicada, prima lo social. Yo creo que esto también tiene que ver con la dimensión social de la práctica de enfermería, de que habla María Consuelo Castrillón. (Castrillón, 1997).

La denominación de cada grupo la determinaría su ejercicio: a) los que ejercen la rama académica serían los científicos, encargados de institucionalizar las disciplinas a través del complejo universidad - academia; y los que ejercen la rama aplicada, es decir, la práctica de las disciplinas, serían los profesionales. Por consiguiente, el carácter científico o profesional está dado (más que por el área del conocimiento a que esté dedicado) que por el rol que desempeñe: académico o práctico. (Parsons, citado por Velandia, 1995, c).

Manuel Esteban Albert en el Prólogo al libro de Juana Hernández (1995) Historia de la Enfermería. Un análisis histórico de los cuidados de enfermería; dice: “La naturaleza disciplinar se caracteriza, ante todo, por la existencia de un núcleo conceptual. El conjunto de conocimientos que configuran este núcleo puede surgir de muy diversas formas. En unos casos, la propia naturaleza y organización de los conocimientos establecen el estatuto epistemológico de las ciencias básicas. En ese caso, es la propia naturaleza del conocimiento y su organización lógica la que se impone con evidencia como ciencia.

En otros casos, en cambio, como suele ocurrir en las disciplinas aplicadas, técnicas o prácticas, el proceso de configuración científica procede de una manera determinada en gran medida por factores históricos y sociales. Tal es el caso de las profesiones que, habiendo tenido un origen práctico y asistemático, han ido organizándose a través de los siglos como una actividad o profesión altamente estructurada, con un amplio campo de conocimientos específicos pertinentes a esa práctica, una metodología precisa y definida, y un objeto, material y formal, perfectamente identificable. Y coloca como ejemplo, la psicología en un campo, la educación; la cual considera una práctica tan antigua como la necesidad de aprender y de enseñar a los niños y adolescentes de todos los tiempos los conocimientos de destrezas necesarias para la incorporación social de los mismos.

Como todo, esto tiene relación con el contexto en tiempo y espacio en que se ha movido la profesión, especialmente a mediados del Siglo XIX cuando empieza realmente a profesionalizarse. Por ello, necesitamos revisar un poco la forma como han venido evolucionando las concepciones sobre ciencia, tecnología, disciplina, profesión.

Si tenemos en cuenta que la clasificación actual de las ciencias se formalizó a mediados del Siglo XIX, cuando estaba en auge la investigación en ciencias naturales y sólo se consideraba como ciencia lo que hacían los científicos de la naturaleza: físicos, químicos, biólogos, y por consiguiente la investigación era experimental y cuantitativa; y que las profesiones, entendidas ahora como disciplinas aplicadas, sólo vinieron a desarrollarse en Europa luego de la revolución industrial y en Colombia luego de la primera guerra mundial y el desarrollo industrial que esto representó para el país; es lógico entender que el desarrollo de una profesión, y especialmente de una profesión femenina no podía darse de manera fácil.

Las ciencias sociales sólo vienen a desarrollarse en el presente siglo y en Colombia luego de la segunda guerra mundial. El desarrollo de las ciencias sociales rompió la concepción de la ciencia como algo relacionado con las ciencias naturales, en donde la experimentación es base de la investigación y sólo son válidas las técnicas cuantitativas.

Positivos

Los aspectos positivos parecen darse por la transformación de algunos de los aspectos negativos.

- El primero tal vez sea la revolución femenina. La situación de la mujer ha venido cambiando de manera significativa. Los movimientos feministas han transformado sus puntos de vista pasando de una discusión de corte biológico sustentada en el sexo, a una concepción más amplia del problema orientada hacia el género como hecho sociocultural. Una nueva dimensión de la mujer de hoy es, entonces, la posibilidad real de producir obras, de realizar un trabajo práctico, de expresarse en cualquiera de los campos del conocimiento, el arte o la técnica; es decir de ser “un hombre” en el sentido universal, esto es, un ser humano integral y para ello (con Simone de Beauvoir) “debe trascender su condición femenina, pero una vez la haya hecho consciente.”

Lo anterior ha implicado la necesidad de un movimiento feminista no para exigir “por el hecho de ser mujer”, sino para demostrar su propio valor como persona, como ser humano.

Para la enfermera significa superar la imagen de la “dama de blanco”, que impide su desarrollo y su incorporación plena al equipo de salud, y provomer el ingreso de hombres a la carrera de enfermería y, en general, a las profesiones que han venido siendo consideradas como “femeninas”. (Velandia, 1995, d).

- El desarrollo de las ciencias sociales, que ha contribuido a romper el concepto de ciencia como algo necesariamente relacionado con la “naturaleza” y ha permitido acercarse de manera más integral al hombre, al ser humano como una totalidad. 

Para este aparte utilizaremos las ideas del Físico Fritjof Capra, expuestas en el capítulo: “La visión mecanicista de la vida”, de su libro: El Punto Crucial (1987).

Según el eminente biólogo Paul Weiss (citado por Capra), “Podemos afirmar definitivamente… basándonos en las investigaciones estrictamente empíricas, que por el mero hecho de reunir una vez más, sea en la realidad o en nuestra imaginación, las partes del universo que hemos disecado en nuestro análisis, no lograremos explicar completamente ni siquiera el comportamiento del sistema viviente más elemental.”

Los biólogos todavía no saben cómo respiramos, cómo regulamos la temperatura de nuestro cuerpo o por qué dirigimos nuestra atención a un objeto y no a otro. Lo mismo podemos decir de la curación de las heridas, de la naturaleza y vías del dolor, que siguen estando en gran medida envueltas en el misterio.

La medicina occidental ha adoptado el sistema reduccionista de la biología moderna, adhiriéndose a la distinción cartesiana y sin tener en cuenta toda la persona del paciente; por consiguiente, los médicos “modernos” se ven incapacitados para entender y también para curar, muchas de las principales enfermedades de hoy. Pero poco a poco, estos médicos han comenzado a plantearse que muchos de los problemas con los que se enfrenta nuestro sistema de salud tiene su origen en el modelo reduccionista del organismo humano sobre el cual se ha apoyado el sistema. Este hecho lo reconocen no sólo los médicos sino también - e incluso más - los enfermeros y otros profesionales de la salud, y también gran parte del público. (Capra, 1987).

Para resolver estos problemas se necesita un nuevo paradigma, una nueva dimensión conceptual que vaya más allá del enfoque cartesiano. Es probable que la visión de sistemas se convierta en la base conceptual de esta nueva biología, como parece insinuar Sidney Brenner (citado por Capra), en unas recientes especulaciones sobre el futuro de la ciencia: “Creo que durante los próximos veinticinco años los biólogos tendrán que aprender otro idioma… Aún no sé cómo se llama ese idioma; de hecho, nadie lo sabe. Pero lo que se trata de hacer, en mi opinión, es solucionar el problema elemental de la teoría de los sistemas elaborados… Y es aquí, donde surge un grave problema de niveles: quizá sea un error creer que toda la lógica se halla a nivel molecular. Tal vez tengamos que ir más allá de los simples mecanismos de relojería.”

En la mayoría de las facultades de salud rara vez se discuten muchas cuestiones fundamentales para la salud, como la alimentación, el trabajo, la densidad de población, y algo aparentemente tan obvio, como la casa, su familia, y por consiguiente hay muy poco espacio para la asistencia preventiva. Incluso, cuando los médicos hablan de prevenir las enfermedades, muchas veces lo hacen dentro del esquema reduccionista del modelo biomédico.

Yo considero, que precisamente porque la muerte y la vida son una unidad dialéctica, no deberíamos hablar de la enfermedad como un contrario de la salud, ellas dos son manifestaciones de la vida, son parte de su esencia; y eso es, lo que en últimas nos interesa, no que una persona tenga o no enfermedades.(Velandia, 1988).

- La transformación de las concepciones en salud; en lo cual necesariamente ha influido el aspecto anterior. La concepción de que el objeto de estudio de las ciencias es el “hombre enfermo” es refutada por la práctica diaria y se acepta cada vez más el planteamiento de que el objeto de estudio, son los conceptos socialmente definidos de salud - enfermedad.

Algunos analizamos la evolución de los conceptos de nivel de vida, condiciones de vida y calidad de vida; éste último hace referencia a múltiples aspectos de la vida del hombre y supera con creces a los dos primeros conceptos, que venían siendo utilizados.

Vasco (citado por Velandia, 1995, a), considera que la aparición de nuevas y complejas entidades, ha hecho que el lenguaje médico se torne cada vez más prudente, de tal manera que hoy existen menos diagnósticos y más síndromes. Esto significa que cada vez hablamos más de problemas de salud que de enfermedades.

Incluso hoy ya se habla de “deterioro de la vida”, cuyos indicadores hacen más referencia a la calidad de vida. Igualmente se hace énfasis en que la salud y la enfermedad sólo tienen realidad dentro de la polaridad vida - muerte y se propone la utilización de la categoría proceso vital humano que conlleva los niveles e interacciones biológico - sociales, e individual - colectivo.

“El tipo de asistencia primaria tiene hoy sus más firmes partidarios en los enfermeros, que se hallan en primera fila en el movimiento sanitario holístico. En la actualidad, un número cada vez mayor de enfermeros deciden ejercer como terapeutas independientes y no como asistentes de médicos y abordan su actividad de manera holística. En este sistema, los médicos desempeñarán el papel de especialistas: recetarán medicinas y realizarán intervenciones quirúrgicas en casos de emergencia, tratarán los huesos fracturados y practicarán toda la gama de intervenciones médicas para las que el enfoque biomédico resulta adecuado y puede ser fructífero… La instrucción universitaria se concentrará mucho más en la terapia familiar y en la atención de salud practicada en los ambulatorios: esto es, en la comprensión del paciente como persona.” (Capra, 1987; 395).

- El desarrollo de las profesiones, coherente con el desarrollo tecnológico, que hace presumir un auge del trabajo profesional a comienzos del Siglo XXI. Las ideas de Kuhn del desarrollo por cambios definitivos de paradigmas, están siendo reemplazadas por la idea de transformación constante, de acumulación del conocimiento. Las exigencias de la sociedad están más orientadas a la solución de los problemas concretos; lo cual tiene que ver con la profesión, una de cuyas características cruciales es la capacidad de diseño, es decir, de producir tecnología, de innovar; en últimas, de hacer puente entre la ciencia y la técnica, renovándola permanentemente de manera científica. (Velandia, 1996, b). El efecto tendrá que ser un trabajo más profesional, es decir más independiente, más sustentado en decisiones propias y oportunas.

Pero, como dijimos en el primer aparte de este escrito, para poder actuar con discernimiento, con criterio profesional, necesitamos una fuerte argumentación conceptual, trabajar sobre nuestro objeto epistémico profundizar en las tres dimensiones cuya comprensión es esencial para el estudio de nuestra identidad: el ser, que se refiere a nuestro Ethos, a su indagación filosófica, al humanismo; el saber, que tiene que ver con la claridad teórica y metodológica, con el conocer; y el hacer, o quehacer, que se relaciona con el ejercicio profesional y que tiene su origen en la prestación de un servicio a la población. (Velandia, 1995, c), (Velandia, 1997, d).

Tendencias de la enfermería colombiana.

En la formación de personal de enfermería

En la década del 80, hubo una conversión paulatina de los programas de nivel tecnológico a programas de licenciatura (profesionales). A mediados de la década de los 21 programas existentes, 13 eran ya de nivel universitario, y a comienzos de los noventa, los 20 programas en funcionamiento eran todos de nivel universitario.

Según el ICFES a comienzos de 1997, existían 30 programas de Pregrado, 20 de Especialización, 5 de Maestría y ninguno de Doctorado.

La relación es de    4.6 Enfermeras por 10.000 habitantes y de
                            10.0 Médicos     por 10.000      

Profesionalización  de los Auxiliares de Enfermería:

El Programa de Formación Universitaria para Auxiliares de Enfermería, patrocinado por el Ministerio de Salud, según un Taller sobre el tema realizado durante los días 28 y 29 de Abril de 1997, está siendo ofrecido por 14 Unidades Docentes: 12 Universidades de: Antioquia, Cartagena, Cundinamarca, Industrial de Santander, Javeriana, Llanos, Mariana, Norte, Sábana, Sucre, Surcolombiana, Valle; y 2 Fundaciones Universitarias: del Área Andina, de Ciencias de la Salud.

Flexibilización de los planes de estudio

Tanto en el pregrado, por medio de áreas flexibles que incluyen: Electivas, Líneas de Profundización; como en el postgrado por medio de las áreas de énfasis dentro de las cuales puede seleccionar el estudiante.

Incluso ya se piensa en la posibilidad de hacer una Diversificación de Carreras o Títulos: por ejemplo, Enfermera Hospitalaria y Enfermera Comunitaria; lo cual no sería nada nuevo, porque esa posibilidad existió en la Universidad Nacional de Colombia, en 1937, cuando era posible graduarse como Enfermera Hospitalaria o Visitadora Social. (Había en Bogotá una Escuela de Enfermeras Visitadoras). (Velandia, 1995, d).

Desarrollo de la formación a nivel de postgrados

A mediados de la década de los 80’s existían solo 4 postgrados en la modalidad de Especialización (Cardiorrespiratorio, Salud Mental, Perinatología y Salud Ocupacional) ofrecidos por la Facultad de Enfermería de la Universidad Nacional; con la Ley 30 de 1992 que da autonomía a las Universidades para abrir postgrados, en 1994, según un Boletín de ACOFAEN ya se ofrecían más de 15, tanto en la modalidad de Especialización como de Maestría, todos dirigidos a profesionales de enfermería.

En el I Semestre de 1997, según información de ACOFAEN (Junio) se ofrecían ya 37 programas: 5 a nivel de Maestría y 32 en la modalidad de Especialización, de los cuales 11 son de naturaleza interdisciplinaria, ya que se admiten otros profesionales, diferentes a enfermeras.

Además desde finales de 1995, a propuesta de la Universidad Nacional, ACOFAEN constituyó la Comisión de Doctorado, que está preparando el ofrecimiento de un programa interinstitucional de Doctorado para Enfermeras, en consorcio entre 5 Facultades: Nacional, Valle, Antioquia, Javeriana e Industrial de Santander. (Velandia, 1997, c).


En la práctica de Enfermería

Según Consuelo Gómez, en una exposición de Febrero de 1997, existen en enfermería tres tipos de práctica:

1. Instintual, doméstica (sustentada en la medicina tradicional).
2. Ocupacional pública (delegación de la medicina)
3. Profesional, propia de enfermería.


A mi modo de ver, en Colombia a comienzos del Siglo XX, se pueden observar grandes cambios:

- Del enfoque francés, de la enfermería de la “observación individual”; a la enfermería “administrativa” americana, como apoyo logístico a los médicos, especialmente a los recientemente surgidos “especialistas”.

- Separación de la enfermería y los servicios generales.

- Separación de la enfermería y la medicina.

En Colombia la política de ampliación de la cobertura de los servicios de salud, la implantación de las estrategias en atención primaria y participación comunitaria, el alto índice de natalidad alcanzado en el país a mediados del decenio del sesenta, y su influencia en la política de salud orientada hacia los programas materno - infantiles, llevaron al fenómeno de la delegación o reasignación de funciones, lo cual produjo una expansión del papel de enfermería.

Como efecto de la práctica rural realizada al final de los programas de pregrado y del establecimiento en 1977 del Año Social Obligatorio, se redujo la concentración de enfermeras en las grandes ciudades y se empezaron a crear más cargos para ellas en los hospitales regionales y locales.

Se observan además una serie de cambios significativos en la práctica asistencial de enfermería: aumento considerable del personal de profesionales dedicado a la asistencia directa y más enfermeras en programas preventivos y en programas que implican trabajo interdisciplinario.

Paralelamente han ido apareciendo nuevas formas de ejercicio profesional como la atención a domicilio y el cuidado en casa, también se han creado instituciones de atención ambulatoria, de permanencia transitoria o de hospitalización, organizadas y atendidas por enfermeras.

Otra fuente de desempeño ha sido la educación sobre el uso de elementos de uso profesional o la venta de éstos. (Velandia, 1995, d).


En el desarrollo científico - tecnológico de enfermería

Una serie de hechos se constituyen en indicadores de este desarrollo:

- Los Coloquios Nacionales de Investigación organizados por la Asociación Colombiana de Facultades de Enfermería - ACOFAEN; el primero de los cuales tuvo lugar a finales de la década del 60 en Bogotá y el XIII en Mayo de 1997 en Medellín.

- En 1988 ACOFAEN organizó el I Coloquio Panamericano de Investigación en Enfermería, cuya V versión tuvo lugar en Venezuela en 1996 y el VI en el Brasil en 1998.

- En la década del 80 aparecieron una serie de revistas de enfermería en diferentes Universidades: Nacional, Antioquia, Tunja, Cartagena; las cuales se sumaron a la de la Asociación Nacional de Enfermeras, que se había creado en 1966.

- Los Estudiantes de Enfermería vienen realizando sus Encuentros desde 1988, el X, tuvo lugar a mediados del mes de Agosto de 1997 en la Universidad Industrial de Santander, en Bucaramanga. (Velandia, 1997, d).

- Últimamente ha sido más frecuente la aparición de libros escritos por enfermeras. Los más recientes son: a comienzos de 1996 el de Historia de la Enfermería en Colombia, de quien esto escribe, y a comienzos de este año La Dimensión social de la práctica de enfermería, de una enfermera antioqueña, María Consuelo Castrillón.



En el desarrollo gremial de las enfermeras

En 1976 con la promulgación del Decreto 2184 que reglamentó la Ley 87 de 1946, se hizo una actualización interesante de la legislación existente, especialmente en funciones y actividades, que ampliaron el rol de la Enfermera, particularmente en lo relativo a acciones materno - infantiles.

En Febrero de este año, y gracias a la intervención de una enfermera que es Representante a la Cámara y ocupa un lugar prominente en la dirección de su partido, se obtuvo la nueva Ley de Enfermería, que actualiza de manera significativa la legislación sobre la práctica profesional de enfermería.

La Asociación Nacional de Enfermeras de Colombia, creada en 1936, continúa creciendo y participando en forma activa en todo lo que tiene que ver con el desarrollo gremial de los profesionales de enfermería.

Por su parte, la Asociación Colombiana de Facultades de Enfermería -ACOFAEN, en 1998 cumple 30 años de fundada y en su historia ha tenido una influencia decisiva en el desarrollo de la educación de enfermería. (Velandia, 1995, d), (Velandia, 1997, c).


Perspectivas de la enfermería colombiana


- Las enfermeras tendrán mayor conciencia de su profesión.

- Estarán creando empresas> generando trabajo, vendiendo servicios especializados.

- Algunas estarán dedicadas a la investigación.

- Estarán publicando más los resultados de sus investigaciones.

- Las enfermeras estarán mejor pagadas.

- Estarán abriendo nuevas áreas de especialización.

- Estarán trabajando más en comunidades y con familias.

- Como Líderes en grupos interdisciplinarios.

- Habrá una recomposición de las tareas profesionales.

- Tendremos de nuevo: Enfermeras Universitarias, Técnicas y Auxiliares de Enfermería; las universitarias en cargos directivos y las técnicas en asistencia directa.

- Relacionado con el desarrollo de la mujer y la ampliación de su poder en la sociedad, y el cambio en las concepciones “masculinas” de la salud, habrá un resurgimiento del concepto humanista. Tradicionalmente las enfermeras han tenido este enfoque, sino que ahora han encontrado que su “bondad”, “maternalismo” tenían sustento científico.

- Incorporación a la práctica de enfermería de nuevos paradigmas relacionados con las llamadas medicinas “alternativas”.

- Autoregulación y Autocontrol de la profesión: Consejo Técnico Nacional de Enfermería, Tribunal Nacional de Ética en Enfermería, Código de Ética, Unidad de Registro Profesional. (Velandia, 1997, c), (Velandia, 1997, d).


Retos hacia el futuro:

- Hacer presencia en ámbitos políticos

- Superar espacios tradicionales de actuación

- Rescatar prácticas históricamente acumuladas (cuidado)

- Salir del feminismo a ultranza – apoyar asociaciones.

- Auto imagen positiva de la profesión

- Ampliar programas de postgrado, especialmente en modalidades “no presenciales”.

- Patrones de Clasificación de la Práctica. (CIPE)

- Investigación sobre práctica de enfermería.

- Intervención “inteligente”

- Bioética y ética de la justicia social.

- Manejo de conflictos y obtención de consenso.

- Modelos teóricos “contextualizados”. (Chompré, 1997, adaptado por Velandia).




Reflexiones finales

- Con demasiada frecuencia se escuchan protestas sobre la baja imagen social de la enfermera; yo desde hace unos diez años, tal vez desde cuando me adentré de manera sistemática en el análisis sociohistórico de la profesión de enfermería, vengo planteando que hay necesidad de partir del hecho de tener una buena autoimagen.

Curtin (1982) habla de un balance decente. Yo, después de diez años de investigación permanente  sobre nuestra historia, tengo la misma impresión acerca de la profesión. Hay muchos indicadores de profesionalización (si eso es lo que nos interesa) que sería dispendioso mencionar: formación académica, asociaciones, publicaciones, reglamentación.

Habla también ella de una tradición orgullosa, y en Colombia también la tenemos. De ello hablan las enfermeras colombianas que han descollado a nivel nacional e internacional por su práctica altamente profesional, por sus cargos en organizaciones gremiales, por sus cargos en instituciones de salud, de educación y en general relacionadas con el bienestar de las personas.

Realmente, quisiera oír hablar menos de los problemas de la enfermería y más de sus bondades… y lo mismo esperan nuestros estudiantes.

- Por otra parte, me parece que el circunscribir el quehacer profesional a las cuatro áreas de desempeño que tradicionalmente hemos considerado: asistencia, administración, docencia e investigación; reduce el campo de acción de los profesionales de enfermería, es decir, limita su quehacer, y de tal manera va en contra de uno de los principios para el desarrollo profesional, la pluralidad de roles. (Restrepo, 1982).

En mi concepto personal, la enfermera tiene responsabilidades en tres campos de acción unidos en forma inextricable: su ejercicio profesional como en enfermera (así, grande, sin cortapisas), su condición de trabajador de la salud y sus deberes y derechos como ciudadano. (Velandia, 1985), (Velandia, 1995, c).

Yo considero además, que para comprometerse con la profesión, la enfermera no puede quedarse en el marco estrecho de su quehacer profesional, de su área de desempeño, de las funciones que cumple; sino que necesariamente tiene que ir más allá; su compromiso no podrá ser sólo con su grupo profesional, sino también con el usuario y, en general, con el país. (Velandia, 1985).

- Tenemos que dejar nuestro afán compulsivo por demostrar que somos ciencia. Esto ha hecho menospreciar nuestra condición de profesionales, que es donde radica nuestra fortaleza, y por lo tanto nuestra identidad.

Esto implica otra perspectiva de análisis de la profesión, el profesionalismo. El profesionalismo tiene más que ver con el concepto de “intelectual” de Gramsci y Foucault, o con las ideas sobre el desempeño laboral de Yankelovich, y menos con indicadores de transformación de una ocupación en profesión.

Vale decir, trabajar más por nosotros mismos, por nuestra satisfacción personal y la de los usuarios de nuestros servicios; preocuparnos más por la calidad del cuidado que brindamos que por el status de la profesión, el vendrá como un efecto de nuestro profesionalismo.


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